ACOSO Y DERRIBO (II)

La fecha de salida, el jueves 4 de Agosto de 2005, regreso el 5 de septiembre, lunes, después de 30 días en el que él se habría cansado ya de follarla. Y cuando volviera, el divorcio y la puta para siempre a su servicio. La quería pero su atractivo sexual era tan fuerte que también la usaría como objeto sexual para su propio uso y, tal vez, emputecerla.


Poseer a Anna, hacerla suya, usarla, abusarla, empezaba a ser una obsesión.


Con 30 días para gozarla a saco, sin concesiones.


Ella se enteró de su nuevo destino a través de su jefe de departamento, la convoco a una reunión urgente en la que le comunico, que la división en Sudamérica de la compañía la había reclamado por la eficacia en sus proyectos y decisiones, ya que dicha delegación estaba siendo transformada para hacerla más rentable y efectiva.


Ella no preguntó, le fastidiaba pues perdería las vacaciones, pero su marido y los chicos podrían irse de vacaciones mientras ella estaba ese mes en Caracas, luego ya verían como disfrutar de unos días juntos y era una gran ocasión de ascender en la empresa después de tantos años de trabajo.

El día de la salida fue todo muy normal, el cornudo del marido fue a llevarla al aeropuerto, y eso a Yameu le dio aún mas morbo, cuando se enteró, y más ganas de follársela en cuanto llegara a Caracas, pero ya tendría tiempo en los próximos días de ver si como decía su marido en las fotos que le había mandado a su amigo Jorge era tan puta en la cama.


Es más, un par de días antes le había dicho a Jorge que a la vuelta de su viaje de trabajo le traería una sorpresa, aunque en ese momento estaba pensando en invitarle, una vez la hubiese seducido, a pasar unos días allí en Caracas, disfrutando de ella entre los dos.


El vuelo, muchas horas, fue tranquilo, ella durmió todo el viaje por lo cual llegaba descansada y dispuesta a “iniciar el trabajo”.


Había madrugado mucho, el vuelo salió de Madrid a las 7 de la mañana, pero llegaría allí a una magnifica hora, justo cuando empezaba el día en Caracas, toda una jornada para empezar el juego de la seducción.


Tras dejarla descansar en el hotel empezaría su labor de seducción “acoso y derribo” pensaba Yameu.

En el aeropuerto la recibió un chofer de la empresa, que Yameu ya conocía de estancias anteriores y con el que congeniaba bien, un mulato de 1,90, muy atractivo y que le aviso de inmediato de la llegada de la pieza por teléfono desde el mismo coche mientras la observaba por el retrovisor y cruzaba miradas significativas, sondeándola, con ella.


Sería su aliado y tal vez incluso se la prestaría alguna noche para que la follara a placer, incluso con el grupo de amigos de dudosa reputación que sabía que él tenía, sería una nueva experiencia que añadir al currículo de la puta, para cuando la pusiera en circulación allí en Caracas.


El hotel de cinco estrellas era una pasada y al llegar le dieron la suite Nupcial por orden expresa de Yameu. La razón es que la primera vez con ella quería que fuera como una noche de bodas para ellos y ningún sitio mejor.


El se había reservado la suite contigua desde donde poder vigilarla y controlarla, había colocado cámaras y micrófonos para ello, a pesar de disponer de una espectacular villa en la zona residencial cerca del palacio presidencial, pues hasta ahí llegaban sus contactos e influencias.

A Yameu le gustaba la inocencia de Anna pero pronto esa inocencia él se encargaría de convertirla en malicia y perversión.


Llegaba, o al menos para él, como una “decente ejecutiva, casada y respetable” y dentro de 27 días volvería convertida en una calientapollas, zorra y pervertida. Y si no lo conseguía, habría perdido facultades, pensaba.


Y a sus cuarenta tacos, después de haber estado casado con una estrecha y tenido todas las mujeres que había querido incluso de apenas 18 años, no podía permitírselo, es mas debía conseguir convertirla en la más puta de todas las putas.


Su emputecimiento y depravación seria directamente proporcional al amor obsesivo que sentía por aquella mujer, gozaría de ella haciéndola gozar con otros hombres y mujeres y sacándole un buen dinero a ese placer.


Una vez hubo descansado, Yameu le pidió a Willi que la llevara a la empresa donde por fin se verían las caras.


Tenía todo pensado, reunión de muchos ejecutivos incluso alguna de sus chicas caribeñas, para romper la tensión y cuando llegara el momento el se presentaría como el jefe supremo.


Anna sabría que no podía renunciar pues le supondría perder el puesto de trabajo y dada la situación familiar con el cornudo del marido en paro, la tendría acorralada.


Y ahí empezaría el juego, ella debería responder en el trabajo en horario laboral para rendir resultados a la central en España y al terminar la jornada a las cinco de la tarde, debería rendir en sus “horas extras” para él.


Ese sería el trato… o la vuelta a casa sin trabajo.

(Capitulo 3, 5 de Septiembre)