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jueves, 31 de diciembre de 2009

TODAS MIS FANTASIAS EN UNA NOCHE

Habíamos quedado en el centro de la ciudad sobre las nueve de la noche, aquel viernes mi marido debía terminar algunas cosas en el trabajo y habíamos quedado a cenar con un ejecutivo de su empresa que hacia unas semanas había llegado desde USA a la ciudad.

Hacía exactamente una semana que mi marido me lo había presentado en una cena de trabajo a la que asistimos las esposas de los empleados con motivo del final de campaña.

Se llamaba Richard y me impresionó, negro muy oscuro pero con un tono caoba precioso, casi 1:90 de altura, yo mido 1:75 al igual que mi marido, y ojos muy negros con una profunda mirada.

Hablaba bastante bien el castellano y la verdad es que desde que le vi en la cena, me llamó la atención. Después de cenar hablamos un rato y me dijo que era de Bahamas y estaba aquí para completar un training en la empresa de mi marido. Bailé con el algunas piezas y nos despedimos, pensando en que no volveríamos a vernos, pues estaría tan sólo unas semanas en la ciudad y no existía ninguna razón para volvernos a encontrar.

Hacía un par de días que mi marido me había comentado que ese sábado Richard le había pedido quedar a cenar para hablar de unos temas de promoción, pero le había pedido que me llevara a la cena y luego podíamos enseñarle la ciudad de noche.

Mi marido se sintió halagado por la petición y cuando me lo dijo yo me sentí nerviosa y excitada, pues no había dejado de pensar en aquel hombre desde que le conociera unos días antes.

Así que allí estaba yo, acabando de arreglarme poniéndome lo más sexy posible pues aunque mi marido no me lo dijo claramente parece que el tipo era un cargo importante en la central americana, y dispuesta a pasar una agradable velada junto a mi marido y Richard.

Tengo 43 años, mi marido 48, y la verdad es que me conservo muy bien, muy buena dice mi marido. Aquella tarde decidí ponerme de ropa interior un conjunto súper calado azul cielo que mi marido me había regalado por mi cumpleaños hacia unos meses con el sujetador un tanto minúsculo sin tirantes lo que realzaba mis pechos que son de tamaño medio y bien conservados, y el tanga del conjunto era apenas un triángulo que tapaba mi depilado coño con una tirita que se metía en mi culo.

Me puse encima un vestido negro de raso que mi marido también me había regalado, con falda media y aberturas en los lados casi hasta la ingle con un escote en barco mantenido por dos finos tirantes y con unos zapatos azules, a juego con mi ropa interior, de tiritas de tacón alto.

Esa mañana había ido a la peluquería y me había dado un, masaje, por lo cual me sentía en magnífica forma y tonificada.

A las 9 en punto me acercaba al lugar de la cita, mi marido había quedado en reunirse en el restaurante con nosotros una hora después, y yo había querido tener el gustazo de disfrutar de Richard a solas al menos durante una hora.

Despacio recorrimos la ciudad y le fui enseñando lugares típicos y monumentales, aunque noté que no apartaba sus ojos de mí en todo el recorrido.

Hablamos de muchas cosas y por desgracia pronto pasó la hora y llegamos al restaurante.
La verdad es que durante el paseo me sentí orgullosa de ir acompañada por aquel enorme negrazo, que llevaba unos pantalones blancos y una camisa azul celeste, lo que resaltaba más su negra piel, para envidia de algunas mujeres que lo miraron admiradas.

Al llegar al restaurante también llamó la atención. Aunque una servidora también levantó algún signo de admiración.

Cuando llegó mi marido nos habíamos tomado ya un Martini cada uno, al estilo americano, pues le dijo al camarero que se lo pusiera así. Durante la cena ellos hablaron de algunos temas de trabajo, pero Richard no paraba de mirarme, estaba situado a mi derecha frente a mi marido que estaba a mi izquierda. Hablamos de muchas cosas y no sé por qué salió el tema del atractivo para las mujeres blancas de tener relaciones con hombres negros y viceversa. Yo soy de piel bastante blanca y castaña clara, aunque en verano me pongo enseguida muy bronceada. Hablamos entre risas del tamaño del aparato de los negros, y yo defendí también entre bromas el tamaño del de mi marido que la verdad es bastante grande y ancho.

Terminamos de cenar y decidimos ir a un pub a tomar una copa, pero según pasábamos vimos un Club de dancing, a mí me encanta bailar aunque a mi marido no, y le pregunté a Richard si le gustaba bailar "¿Bromeas?", me dijo, "en nuestra zona aunque yo viva en USA el baile es algo obligado, lo llevamos en la sangre, así que por mí no hay problema". Entramos y el local estaba compuesto de dos niveles uno para música dance y otro para música lenta. Decidimos tras pedir unos cubatas en la barra ir a la zona de Dancing y rápidamente salí a la pista donde había varias chicas de diferentes razas bailando con algunos chicos. Richard se puso a bailar conmigo y pronto las demás chicas lo miraban con envidia pues bailaba francamente bien y con mucho estilo.

Mientras tanto mi marido se tomaba el cubata recorriendo el local. Tras una serie de bailes decidimos sentarnos y como era difícil hablar, Richard me sugirió irnos a la zona de lento. A mi marido le pareció bien, pues la música tan alta también le molesta.

Buscamos una mesa y nos sentamos. Lógicamente al revés que en la zona dance allí las luces eran muy tenues y la oscuridad predominante. Charlamos los tres un rato y mi marido me pidió bailar. Me preguntó qué me parecía Richard y le dije que magnífico, agradable, culto, atractivo.

Mi marido se sonreía. Tras dos o tres bailes, vino Richard "lo siento pero ahora me toca a mí" dijo sonriendo y mirándome con aquellos ojos profundos que me hicieron estremecer. Me cogió por la cintura y yo al principio puse los brazos tratando de mantener una cierta distancia, pero tras unos segundos, decidí que no debería ser tan mojigata. Me preguntó muchas cosas y estuvimos bailando bastante apretados, yo la verdad es que me sentía muy protegida por aquel hombretón de casi dos metros que me rodeaba con sus brazos y notaba mis pechos apretarse contra su vientre, por la altura, mientras que en algún momento su pierna derecha rozaba suavemente mi entrepierna. Traté de no pensar en ello y pasados unos bailes nos sentamos.

Eran cerca de las 3 de la mañana cuando mi marido dijo estar muy cansado y que nos marcháramos a lo que yo le repliqué que era una grosería dejara a Richard solo, por lo cual Richard se ofreció a llevarme más tarde a casa si mi marido no tenía inconveniente. Él dudo un momento pero decidió que bueno, pero que no llegara muy tarde a casa. No obstante me dijo que en un par de horas le llamara para saber cómo estaba.

Cuando mi marido se marchó Richard me dijo de bailar otra vez dancing y nos traslados a la otra pista, estuvimos bailando bastante rato todo tipo de ritmos y ya cerca de las cinco de la mañana, me recordó que debía llamar a mi marido. Así lo hice y tras ello, me pidió ir a bailar lento. Había un extraño brillo en sus ojos y yo la verdad empezaba a estar un poco caliente, sola con aquel negrazo, con el permiso de mi marido, por primera vez desde que estábamos casados estaba fuera de casa a esas horas a solas con un tío como aquel.

Según empezamos a bailar comenzó a apretarme muy suavemente contra él y a pasear sus manos por mi espalda suavemente. Yo apoyé mi cabeza en su pecho y me dejé hacer. A veces sentía su pierna entre mis piernas como buscando activar mi sexo, y en algún caso pude notar en él un abultamiento a la altura ideal.

De pronto sus manos dejaron mi espalda y se posaron suavemente pero con firmeza en mis nalgas. Di un respingo y él me apretó más contra él mientras me decía al oído acariciando mis nalgas cómo había deseado este momento y que no esperaba que mi marido nos lo hubiera puesto tan fácil.

Desde que me conoció en la cena dice que estuvo soñando muchas noches con hacerme el amor, lo cual me puso súper caliente.

Pasados unos minutos me dijo que nos marchábamos a otro sitio más tranquilo.

Salimos a la calle y paró un taxi, le dio una dirección y por el camino, ante la envidia del taxista que nos miraba por el retrovisor, me besó y magreó todo lo que quiso incluso metió sus cuidadas pero grandes manos por dentro de mis bragas.

Llegamos a un edificio de apartamentos en las afueras. Pagó al taxista al que le oí por lo bajo decirme "bien te la va a clavar ese cabrón de negro... si fuera yo..." lo cual me puso aún mucho más cachonda.

Llamó al porterillo automático y habló con alguien en ingles, yo estaba lo suficientemente caliente como para preocuparme y tras cogerme por la cintura, cuando se abrió la puerta entramos en un lujoso hall y de allí al ascensor.

Apretó el botón del 15 piso y por el camino se dedicó a manosearme y besarme con detenimiento y sensibilidad, mientras yo me sentía en la gloria.

Cuando llegamos al último piso y salimos del ascensor, nos dirigimos a uno de los extremos del pasillo, llamó rítmicamente con los nudillos en la puerta y al instante se abrió dejando ver un lujoso apartamento." Te presento a Malcom" me dijo señalándome a un hombre un poco mayor que él pero también muy alto y atractivo. El hombre se aproximo a mí y cogiéndome dulcemente por los hombros me plantó dos besos uno en cada mejilla.

En un lado del salón otro hombre negro quizá más joven, charlaba con una pareja de chicas una negra, preciosa y otra de tez más clara pero con el cabello claro, que nos hicieron un gesto mientras entrábamos en un largo pasillo. Me cogió por la cintura y me achuchó mientras caminábamos hacia una doble puerta de madera. Al llegar la empujó suavemente y entramos en un amplio dormitorio con una enorme cama de agua cubierta con sábanas de seda azules. Miré a mí alrededor y el lujo era total. Al otro lado un gran ventanal dejaba ver una hermosa vista de Madrid de noche. Mientras me dejaba suavemente sentada en el borde de la cama, cogió el teléfono y habló algo con alguien.

"¿Te gusta?" me dijo dándome un beso en los labios. "Me impresiona" le contesté. Aquí vengo cuando vengo a España a pasar un rato con viejos amigos, luego te los presentaré con más tranquilidad y haciéndome levantar me cogió en sus fuertes brazos y me depositó en la cama.

Y allí estaba yo, en una habitación de lujo, frente a un enorme negrazo que me iba a desvelar el misterio del tamaño del aparato de los negros. Allí tumbada en la cama le miraba y me parecía aún más alto y fuerte ¡si todo lo tenía igual de grande...!

Se acercó despacio y poniéndose a mi lado comenzó a bajarme la cremallera del vestido que en un santiamén estuvo sobre la cama. Me miró de arriba abajo "eres preciosa y estas francamente bien... además me encanta hacer el amor con mujeres de piel muy blanca..." me dijo mientras me quitaba el sujetador. Luego comenzó muy despacio a besarme el cuello mientras sus enormes manos acariciaban mis pechos primero suave y dulcemente y luego con firmeza. Yo cada vez estaba más caliente, entonces subió hasta mi boca y me besó con pasión recorriendo con su lengua cada pliegue de mi boca y llegando casi hasta mi garganta.

Mientras tanto noté cómo deslizaba mi tanga entre mis piernas, se levantó y me observó allí completamente desnuda sobre las sabanas azules meciéndome en el colchón de agua. Comenzó a desnudarse, primero la camisa que dejó al descubierto un fuerte y musculoso torso aunque no exagerado, luego se desabrochó los pantalones y los dejó caer al suelo, pasó por encima de ellos y comprobé que lo que apenas podía ocultar su slip de color también blanco, trataba de luchar por salir.

Me hizo un gesto de que me acercara. Me puse de rodillas sobre la cama y me aproximé, intuí que quería que le quitara el slip y así lo hice. Me quedé pasmada, creo que aquello que apareció ante mis ojos mientras él sonreía satisfecho por la sorpresa, era una enorme y negra estaca de mas de casi 25 cm de largo por al menos 6 de ancho. Reluciente y circuncidada mostraba un glande brillante y violáceo que estaba pidiendo a gritos que lo chupara. Acerqué mis labios a su aparato y comencé a pasarle la lengua "así me gusta zorrita blanca" me dijo con voz suave "mámasela bien a tu jefe negro" aquello me excitó aún mas así que fui metiéndome aquel grueso aparato en mi boca hasta donde realmente pude mientras lo lamía y succionaba con mis labios.

Una cosa que le gusta mucho a mi marido es que le pase los dientes por el glande, y así se lo hice, se estremeció como una hoja, y me casi gritó que siguiera haciéndoselo, luego me fue empujando sobre la cama para quedar tendido boca arriba mientras yo con mi culo en pompa me apoderaba de aquella estaca que llenaba toda mi boca.

Llamaron a la puerta e hice ademán de dejarlo, pero él se semiincorporó y me sujetó fuertemente la cabeza entre sus piernas "sigue chupando..." me dijo con autoridad "Bien Marcos..." dijo a alguien "déjalo sobre la mesa". La puerta se cerro, pero él no me dejó abandonar mi trabajo "así me gusta... la mamas bien, sin duda tu marido tiene una buena mamona en casa... ¿se la has mamado a algún hombre mas?" me dijo. Hice un gesto afirmativo con la cabeza, recordando varias aventuras que he tenido a lo largo de mi vida "hombres afortunados sin duda.." dijo entre jadeos.

Aquello cada vez crecía más, o al menos a mí me lo parecía y mi boca apenas podía abarcarlo. Me retiró suavemente "¿Quieres una copa de cava?" me dijo levantándose con todo su aparato cimbreando brillando por mi saliva "Bien..." murmuré. Fue hacia la mesa y sirvió dos copas volviendo a la cama. Me ofreció una. "Cuando veo una mujer blanca que quiero follarme no suelo parar hasta conseguirlo y pocas veces me falla... y a ti cuando te vi en la fiesta me pareció que aparte de que eras un poco zorrita no me costaría mucho tenerte debajo..." y sonreía mirándome con franqueza a los ojos... yo no sabía qué decir, me estaba llamando puta y el caso es que me sentía como tal, pero el sueño de follar con un negro que tantas veces había tenido estaba haciéndose realidad por eso podía tratarme como quisiera siempre que me poseyera por todos mis agujeros, algo que sin duda iba a pasar de un momento a otro... terminó su copa y la dejó sobre la mesilla "venga putita..." dijo besándome suavemente " vamos a ver cómo aguantas las embestidas de tu jefe negro..." y colocándose un preservativo, se colocó sobre mí.

Comenzó a besarme los pechos y el cuello, mientras con su mano colocaba su enorme aparato en la entrada de mi más que chorreante coño, poco a poco noté cómo aquel vástago iba entrando en mí, y cuando llevaba un buen trozo, dio un envite final que me hizo dar un grito de dolor y placer "¿te duele... puta blanca?" dijo riéndose, "pues es sólo el principio" y siguió un frenético mete saca que a veces llevaba todo su aparato fuera de mi sexo para unas décimas de segundo después enterrarlo hasta los huevos en mis entrañas lo que me producía una explosiva mezcla de dolor y placer no pudiendo evitar el gemir como una loca...

Al principio el dolor me hizo hasta llorar, pero estaba dispuesta a disfrutar y sin duda el verme llorando le enardecía aún más, así que decidió ponerme a disfrutar y transformar esas sensaciones en placer. A cada empujón me decía más cosas como "así me gustan a mí las blancas... casadas, zorras y jodidas por un negro... y tú lo cumples todo" y "muévete puta blanca que los negros os hacemos disfrutar como locas, todas aunque no lo digáis os morís por una buena polla negra..." y cosas parecidas. Yo la verdad es que esperaba algo más suave pero me estaba dando tanta marcha que sólo me centré en disfrutar. Después de un larguísimo mete saca por fin se corrió entre fuertes gritos, mientras me apretaba con fuerza los pezones, me mordía el cuello y la boca y me decía lo puta que era y lo que le gustaba follarme...

Cuando se derrumbó sobre mí pensé que me aplastaba, entonces le dije que yo no había llegado, o no lo sabía después de aquella paliza física, y quería llegar. "Todas las blancas sois iguales " me dijo con sorna poniéndose de rodillas ante mí... dejáis lo bueno para después... y comenzó a magrearme el clítoris haciéndome llegar en un momento de una forma electrizante que me hizo gritar como una loca.

"Mámamela otra vez pequeña zorra" me dijo tumbándose y haciéndome colocarme sobre él con el culo en pompa... era insaciable. La verdad es que poco había bajado aquel pollón, por lo cual no cabía en mi boca. Aún quedaban restos de semen que tuve que limpiar con mi lengua aunque a mi marido nunca se lo he hecho.

Empecé mi trabajo y en eso estaba cuando sentí que se abría la puerta, traté de volverme pero él me sujetó la cabeza con fuerza sobre su aparto haciéndolo entrar unos centímetros más en mi boca y moviendo mi cabeza arriba y abajo como si me follara por la boca.

De pronto noté que alguien se ponía detrás de mí en la cama y unos dedos acariciaban mi coño y mi culo con suavidad haciéndome estremecer, no podía verlo pero esas manos eran de mujer.

Sentí un sudor frío al principio pero el placer que me iban dando me fue relajando mientras seguía trabajando el pollón de Richard, cuando alcancé mi primer orgasmo Richard me dejó levantar la cabeza y al volverme vi a la muchacha de tez clara, debía ser mulata, que me acariciaba. Me tumbé medio de lado en la cama y mientras Richard se apartaba un poco la chica empezó a acariciarme los pechos y a subir con su boca por mí estomago. Cerré los ojos y me dispuse a disfrutar de mi primera experiencia lésbica y todo en la misma noche.

Poco a poco fue colocándose sobre mi cuerpo y besándolo y acariciándolo llegó hasta mi boca. Sentí un escalofrío con su primer beso fugaz, un segundo beso algo más largo y con su boca entreabierta, dio paso a un tercero donde sin darme cuenta mis labios se abrieron para recibir su lengua lo que me hizo estremecer de placer y entregarme a un enorme y húmedo beso, al tiempo que ella recorría mi cuerpo y nuestros sexos se frotaban desesperadamente entre sí. Fue apoteósico el orgasmo al contacto con su sexo, y tras darme un larguísimo beso se levantó y besando a Richard se sentó sobre su estaca clavándosela hasta los huevos. Aún con espasmos de placer contemplé la montada y decidí participar besando a Richard con pasión.

Me encontraba pues inclinada sobre la boca de Richard que había cogido con sus manos mis tetas mientras la mulata cabalgaba arriba y abajo sobre su enorme aparato, cuando noté unas manos que me tomaban por las caderas y me levantaban el culo, unos segundos después otro enorme miembro penetraba, también con preservativo mi coño hasta el fondo y a cada envite mi cuerpo se lanzaba sobre Richard al que había dejado de besar y lamía su poderoso y reluciente pecho, él me mordisqueaba el cuello, mientras mi follador se empleaba a fondo en cada empujón haciéndome sentir la punta de aquel aparato muy dentro de mis entrañas, pronto el coro de gemidos de los cuatro fue creciendo y el ritmo acompasándose hasta que todos explotamos en un alarido orgásmico y nos derrumbamos unos sobre otros.

Pero estaba claro que allí el objetivo, la pieza a cobrar era yo, pues aún exhausta por el polvazo recibido noté otra vez cómo unas manos acariciaban mi espalda y mis costados y esta vez eran femeninas por lo que deduje que la negra que vi al entrar se incorporaba a la fiesta ya que la mulata se había vuelto hacia mí y besaba mi boca con ganas mientras Richard volvía a masajear mis pechos.

Los dos hombres se fueron retirando y allí sobre la cama quede yo a merced de aquellas dos lobas que buscaban arrancar placer y orgasmo de cada uno de mis poros recorriéndome con sus manos y sus lenguas por todos los rincones de mi cuerpo. Se alternaron en mi boca y comieron a dúo mi coño, me lamieron el culo y en unos minutos toda ensalivada fui objeto de sus caricias e incluso de algunos pellizcos en mis pezones que al principio me causaron dolor, pero que mezclados con los cuidados a mi sexo se convirtieron en una agridulce sensación de placer, luego me hicieron meter mi cabeza en sus negros, y totalmente depilados coños y jugar con sus labios y clítoris, en una incesante alternativa de las tres en la que yo ya formaba parte de aquellos cuerpos y de aquella excitación. Cuando nos corrimos varias veces cada una escuché cómo los hombres sentados en un amplio sofá frente a la cama rompían a aplaudir y jalear, mientras caíamos rendidas sobre la cama.

"Traerla aquí" dijo Richard a las chicas que me cogieron en volandas dejándome arrodillada ante él. Empezaba a amaneces detrás del ventanal, y yo estaba disfrutando en una noche de todo el sexo que no había disfrutado en mi vida, al menos de las sensaciones que había soñado o imaginado muchas veces y que ahora se hacían fielmente realidad.

Los otros dos hombres se levantaron del sofá y me hicieron levantar. Richard se tumbó boca arriba en el sofá y con cuidado los dos me encajaron frente a él sobre su de nuevo enhiesto vástago, cubierto con un preservativo, que fue entrando poco a poco en mi sexo casi en su totalidad, lo cual no me extrañaba pues estoy segura de que mi cavidad se había dilatado con aquellos aparatos.

Luego uno de los chicos, mientras observé cómo las dos hembras volvían a besarse y a jugar entre ellas en el suelo, se colocó tras de mí también con su enorme aparato cubierto con un condón, y me lo iba introduciendo poco a poco, obligándome a tumbarme sobre Richard que magreaba con rudeza mis tetas, mientras mordisqueaba mi boca, mis labios..., por último cuando el segundo hombre hubo acoplado todo su aparato en mi culo, y yo me sentía plena con aquellos dos miembros dentro de mí, el tercero se colocó frente a mí y esta vez sin preservativo me ofreció su no menos desdeñable aparato para que se lo mamara. Lo introduje en mi boca y por un momento me imaginé totalmente ensartada por mis agujeros cómo se vería desde fuera, como una auténtica puta blanca, como me llamaba Richard poseída por tres enormes pollas negras.

Richard comenzó a moverse y el empuje del hombre que estaba a mi espalda me indicó que debíamos sincronizarnos en el ritmo los tres cosa que en pocos segundos logramos ante la sorpresa de Richard: "eres la primera puta blanca que nos follamos, que coge el ritmo tan pronto... mamita tú debes llevar sangre negra, así, así, qué bien te mueves zorra..." dijo mientras empezaba a jadear. El que tenía la polla en mi boca me sujetaba la cabeza y empujaba con fuerza llegando hasta mi garganta pero lo suficiente como para no darme arcadas y en cambio llegaba a sacar casi totalmente su verga al retroceder... era un maestro de follar bocas, como luego me diría Richard.

El ejercicio fue largo y cansadísimo, no sé lo que duro, pero sin duda mucho más, como ya había notado antes con Richard, de lo que nunca han durado mis polvos con hombres blancos.

Casi se corrieron los tres a la vez y el que la tenía en mi boca tuvo el detalle de hacerlo fuera sobre mi cara aunque luego debí limpiarle los restos de la polla.

Era de día cuando terminó el jolgorio, o al menos eso creía yo. Miré el reloj, casi las 9 de la mañana. "Tengo que llamar a mi marido" le dije a Richard. "No te preocupes mi cielo, ya le llamé yo diciéndole que estábamos en una fiesta y que nos veríamos a la hora de comer, que no se preocupara por ti, que estabas en buenas manos"... y en buenas pollas, pensé yo.

Cuando se retiraron los hombres, las chicas me llevaron a un enorme baño con jacuzzi y nos metimos en él las tres. Era relajante y por un momento pensé en descansar e incluso en dormir un poquito, pero me di cuenta de que sería imposible cuando las dos comenzaron a enjabonarme con más intención de volver a disfrutar de mí que de asearme... y así fue, durante un largo rato disfrutaron de mi cuerpo en todos sus orificios y pliegues y yo del suyo. Por último sí nos dejamos llevar por el relax en el jacuzzi.

Me desperté dentro del agua. Las chicas no estaban, salí del jacuzzi y me envolví en una toalla, entré en el amplio dormitorio donde Richard, ¡era incansable el tío!, volvía a follar con la mulata, casi sin mirarme dijo "En el bar tienes de todo ponte una copa que enseguida estoy contigo..." y siguió a lo suyo.

Comprobé que cuando follaban entre ellos nunca usaban preservativo que sí se lo ponían cuando follaban conmigo. Me intrigo y pensé en preguntárselo después a Richard.

Me puse una tónica, pues a esas horas no me apetecía nada más y me senté en el sofá donde unas horas antes me habían poseído por mis tres agujeros a la vez por primera vez en mi vida observando el "espectáculo" de la cama. La verdad es que su forma de follar era diferente había ritmo, había sensibilidad, se notaba un algo especial... Cuando terminaron la mulata se levantó y salió del dormitorio mientras Richard aún con el pene medio duro y chorreando semen se acercó a mí y me beso en los labios... "¿lo estás pasando bien?" me preguntó quitándome la toalla... "eres preciosa y les has gustado mucho a mis amigos... y a las chicas... dicen que eres una bisex sin explotar pero que ellas se encargarán de hacerte disfrutar con su sexo..." y se fue al baño.

Me levanté así desnuda y fui al ventanal. Era un piso bastante alto en una zona residencial, un ático, y ahora veía la ciudad, despertando como un sábado más, en las terrazas cercanas se veía gente desayunando, sin duda era una zona de lato nivel, y no me importó estar desnuda, cuando un hombre que desayunaba en su amplia terraza miró hacia arriba y me vio. Iba a entrar cuando noté los poderosos brazos de Richard, aún húmedos por la ducha, que me rodeaban y besaban mi cuello "¡Para Richard!..." le dije tratando de soltarme, "déjame descansar... no puedo seguir vuestro ritmo..." dudé un segundo" al menos el primer día..." vi una luz de satisfacción en sus ojos "has sido una leona, me dijo, siéntate que nos traerán el desayuno enseguida".

Hablamos de varias cosas de mi impresión de que era la primera vez en una orgía, y todo sobre sexo. "Una pregunta..." le dije de pronto "¿por qué usáis preservativo conmigo y entre vosotros no?" le dije mirándole a los ojos..."Verás es sencillo, las chicas toman la píldora, cosa que no sabemos aún si tu haces, y aparte el grupo sólo mantiene relaciones a pelo entre nosotros, cuando invitamos o traemos a gente como en tu caso, siempre usamos preservativo por el tema del sida y en tu caso de no saber si tomas la píldora. Quien entra en nuestro grupo debe comprometerse fuera del mismo a mantener siempre relaciones seguras... si no no puede jugar con nosotros" me respondió. Serio e inteligente me pareció su razonamiento, disfrutar pero seguros a todos los niveles, sida y embarazos. Aquello me gustaba, y me sorprendía a mí misma con aquella afirmación.

Unos segundos después llegó la mulata con un delantal de sirvienta también negro y unos altos zapatos de tacón por toda vestimenta, la verdad es que tenía un hermosos cuerpo, se inclinó sobre Richard y le dio un beso en la boca mientras dejaba su bandeja del desayuno, luego se acercó a mí y tras besarme suavemente en los labios, dejó mi bandeja sobre la mesa.

"Es Linda..." me dijo Richard "es cubano-brasileña y se encarga de la limpieza y cuidado del apartamento mientras no estamos en la cama..." y se rió, mientras Linda se volvía y pude ver un hermoso culito con el típico ritmo sudamericano sobre aquellos altos tacones.

"Fuera de la cama cada uno ocupa un rol, tiene una función, un trabajo..." me decía mientras desayunaba: café, tostadas, fruta variada, un completo reconstituyente después de una noche de orgía," luego en la cama el que sea capaz de dominar impone su ley a los demás pero es algo natural y todos acabamos sincronizados en la búsqueda del placer, cada fin de semana solemos traer alguien nuevo, para renovarnos y al tiempo si es del agrado de todos y pasa el examen final, incorporarlo al grupo... y no es fácil entrar te advierto" dijo con una mirada penetrante.

Seguimos desayunando en silencio "examen final" pensaba yo. Estaría yo dispuesta... eso quizá sí, pero preparada para pasarlo.

"Y eso del examen..." empecé a decir..."tranquila..." me cortó él, "será dentro de un rato, cuando termines de desayunar, date una ducha si quieres y duerme un rato, yo te avisaré..." se dispuso a levantarse " si es que quieres pasarlo, claro..." me miró fijamente a los ojos..." Yo... no sé, sí..." balbucí "No te preocupes, descansa y cuando te avise me dices tu decisión, no pasa nada si no estas dispuesta y al menos tú y yo cuando venga a la ciudad, algo que ocurre a menudo, podemos seguir viéndonos y follando si tú quieres los dos a solas..." se levantó, me besó en los labios y salió.

Estábamos a mediados de Julio y el sol ya calentaba bastante aunque la orientación de la terraza aún permitía una agradable sombra, terminé el desayuno y tras ducharme, Linda me acompañó a otro dormitorio más sobrio aunque también lujoso donde descansar "Es el cuarto de los invitados, y tú eres nuestra invitada... aunque..." se paró y con la mirada la invité a seguir..."nos gustaría al menos a las chicas, que te quedaras..." me besó en la mejilla y salió.

Me quité la toalla y me tumbé desnuda sobre la suave cama no tardando en dormirme.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

UN BUEN PRINCIPIO DE AÑO

UN BUEN PRINCIPIO DE AÑO

Son las 4 y 20 de la mañana de este primero de Enero del 2002 cuando escribo...
Estoy tremendamente nervioso por algo que está sucediendo en este instante, pero... empezaré por el principio.

La velada de fin de año se presentaba como un año más: cenaríamos en casa de mis suegros, auténticos padres para mi tras la perdida de los míos hace años.

Estas Navidades han estado un poco tensas pues mis cuñados, la hermana de mi mujer, no se han portado bien con nosotros cambiando fechas de reuniones a su antojo y de una forma un tanto arbitraria. El caso es que al final conseguimos coincidir esta noche. Junto a mis suegros, mi cuñada, la hermana de mi mujer, que hace un par de veranos estuve en un tris de follarme y que tiene un buen polvo, aunque lleva un año bastante histérica, mi cuñado ejecutivo mediocre, aunque el se cree brillante, prepotente y aveces demasiado cínico y egoísta, mi sobrino de 20 años que es el autentico calco de su padre aunque tiene el agravante de que si fuera listo podría montárselo con las tías de vicio, pero las trata peor que en Afganistán y así ha perdido auténticos bombones como novias, mi sobrina de 23 años, una trabajadora un poco "locuela" y que también tiene un buen polvo, aunque yo la quiero mucho, es la mas sana de la familia de mi cuñada.

Estabamos también mi esposa, y mis dos pequeños.

Este año no ha sido malo para nosotros y mi mujer ha descubierto una sexualidad que tenia olvidada, no dentro del matrimonio que nos llevamos fantástico, sino fuera en sus relaciones con otros hombres.

El caso es que habíamos empezado a cenar, cuando mi mujer ha recibido un mensaje en el móvil de un viejo amigo malagueño, deseándonos felices fiestas y un buen inicio de año. Son un matrimonio amigo que viven en el sur y con los que en verano pasamos unos días en la playa, tiene un hijo de 14 años. Mi mujer me ha dicho que le iba a llamar para devolverle la felicitación, y cuando estaba hablando con ella, se ha quedado un poco parada, han charlado y al colgar me ha dicho: "Se han separado y Angel está en Madrid, solo y sin nadie con quien pasar esta noche". Hemos acordado que tras la cena le llamaríamos para quedar a tomar una copa.

Durante la cena le he dado vueltas a su separación, se llevaban fenomenal y es de esos matrimonios que lo que menos esperas es que se separen. Él es un andaluz gracioso, ingeniero de alta tecnología, trabajador a tope y ella es una mujer rubia, muy graciosa también, voluptuosa en todos los sentidos y que trabaja en un hospital como enfermera jefe. Lo dicho no me encajaba su separación que además parece que es desde hace 3 o 4 meses.

Al terminar de cenar le hemos dicho a mis suegros si les importaba quedarse con los niños, pues acababa de llamarnos un amigo de fuera que estaba solo en Madrid y queríamos ir a tomar una copa. La verdad es que teníamos pensado ir de todas formas, para lo cual mi mujer se había puesto un conjunto de ropa interior rojo con su liguero y sus medias todo a juego, que realzaban sus buenos pechos y culo (96-80-90), con una falda de volantes blanca y una blusa de terciopelo verde. Estaba preciosa.

Le hemos llamado y hemos quedado cerca de su hotel por el extrarradio. Al vernos se le han humedecido los ojos y nos hemos dado un gran abrazo, aunque, me ha parecido que el de mi mujer ha sido un poco más intenso que el mío. La verdad es que en el verano él la miraba con cierto interes y yo también a su mujer, a la que no me hubiera importado hacerle algún favor, por lo que aún notando esa diferencia de abrazo, lo he pasado de momento por alto.

Hemos estado un rato en la cafetería del hotel tomando una copa y luego le hemos dicho que si quería que fuéramos al centro a lo que ha aceptado. Nos ha contado que últimamente no sabe porque reñían por todo y no se llevaban bien y por ello decidieron separarse de prueba un mes, pero que la cosa se ha ido alargando y lo están pasando muy mal.

Hemos charlado de muchas cosas y hemos tomado un par de copas por el centro. Él estaba más animado que al vernos y bromeaba con mi mujer cogiéndola de la cintura en un par de veces, notando yo que a ella no le desagradaba este sobeteo furtivo.

Al cabo de un rato ha sido ella quien ha sugerido que podíamos venir a casa a tomar una copa y charlar tranquilos y ver un poco que pensaba hacer, etc. A mi no me ha parecido mal, así que hemos cogido el coche y nos hemos venido.

Le dejado en casa mientras yo iba a aparcar el coche y he tardado como 20 minutos, tras los cuales al llegar a casa les he notado un poco nerviosos. Estaban en el salón escuchando música y tomando unos cubatas, pero he notado algo en el aire. Tras un rato de servirme yo una copa mi mujer me ha hecho señas de que la siguiera a la cocina.

"Escucha, Angel me ha besado al llegar y me ha metido mano, me ha dicho que desde que nos conocimos los cuatro ha soñado con follarme muchas veces y que sabe que a ti te gustaba su mujer, aunque ella esas historias entonces no le iban..."

Me quede helado "solo te ha metido mano?"

"Si pues tenia miedo de que llegaras y nos sorprendieras, pero a mí me gustaría acostarme con él esta noche... esta solo y muy deprimido..." me decía como tratando de justificar su comportamiento.

"Esta bien..." he respondido yo, "pero hagámoslo natural y si surge el follarte los dos espero que no te vuelvas atrás..." Pues hace tiempo que se lo vengo proponiendo, hacer un trío, sin suerte, quizá esta noche fuera la ideal...

"Vale cielo..." me ha dicho dándome un cálido y tierno beso.

Hemos vuelto al salón y ella le ha ofrecido bailar un poco mientras hablábamos. Mientras bailaban me he fijado en como la apretaba él y en un momento determinado ella le ha dado un ligero beso en la mejilla al que él la correspondió con un beso en el cuello, como si yo no estuviera. Han seguido bailando mientras yo he pretextado ir al baño y desde el pasillo he podido ver como al salir del salón se han fundido en un desesperado beso con todo mientras se acariciaban.

Yo he ido a la cocina a buscar hielo y cuando regresaba les he oído besarse y desde el pasillo he visto como él la estaba desnudando dejándola en ropa interior. He esperado un poco más para ver como se sentaban en el sillón y se comían a besos. Al entrar yo, han seguido como si no estuviera, de pronto Angel se ha vuelto hacia mí

"Quillo, eres un tío genial, me ha dicho tu mujer que te ha contado lo que ha pasado hace un momento y no estas disgustado, así que con tu permiso me gustaría poder disfrutar de ella un rato..."

Me he quedado parado y sorprendido, la situación se me hacia irreal pero excitante y atractiva: Un buen amigo me estaba pidiendo follarse a mi mujer en mi propia casa y esta como una furcia, ya en ropa interior y sin duda muy caliente, nos miraba desde el sillón esperando que yo le diera autorización para ello.

Ella me ha mirado a los ojos y cogiéndole de la mano, se lo ha llevado a nuestra habitación, mientras yo me he quedado en el salón tomándome un whisky y escuchando como justo al lado ellos empezaban a comerse y a jadear. No me parecía ético acercarme a mirar y me he contentado con escuchar sus jadeos y sus revolcones sobre nuestra cama, que por cierto suena un poco pues debía haber engrasado los muelles hace unos meses y no lo he hecho. Pasada una media hora, y tras unos gemidos de mi mujer que conozco y me indicaban que se estaba corriendo como una loca y escuchar también la explosión de él, le he oído salir del dormitorio hacia el baño.

Me he armado de valor y he ido al dormitorio, donde he encontrado a mi mujer aún con el liguero y las medias, pero sin bragas ni sujetador, abierta de piernas sobre la cama, aún temblando por el polvo que le acababa de echar Angel y cuyos restos de semen fluían de su coño sobre las sabanas... "Papito ha sido fantástico, le he dicho que me gustaría que me follárais los dos y en principio no le ha parecido bien, pero me ha dicho que puedes follarme mientras el se da una ducha..."

Alucinaba en colores, aquel tío me "daba permiso" para follarme a mi mujer, mientras el se preparaba para un segundo polvo. La verdad es que mi polla estaba a reventar y ella allí recién follada sobre la cama estaba pidiéndome con su cuerpo y sus ojos que se la metiera hasta dentro...

Me he desnudado lentamente y me he tumbado junto a ella comenzando a morderle las tetas y a sentir que su cuerpo olía a otro tío que hacia unos minutos había estado sobre ella, he comenzado a magrearla, a besarla a sobarla queriendo recuperar ese olor a mí en su piel, ese sabor en su boca y por fin he decidido que le daría bien duro por el culo, para lo que la he puesto a cuatro patas, mientras notaba como aún seguía saliendo semen de su coño, ("ha estado tres meses sin follar así que la habrá inundado" he pensado mientras poco a poco iba metiendo mi polla en su culo, mientras ella se retorcía primero de dolor, siempre le duele aunque lo hagamos a menudo, pero con cada centímetro que entraba, ella empujaba mas mientras me decía como le gustaba que la diera por el culo.

Cuando he terminado nos hemos derrumbado mientras ella tenía un gran orgasmo y ha sido entonces cuando hemos oído a Angel aplaudir acompasadamente desde al puerta del dormitorio...

"Genial tío, yo no lo hubiera hecho mejor..." me ha dicho sentándose en el borde de la cama y encendiendo un cigarrillo. Ella se ha revuelto melosa y mientras me ponía a mí una mano en la polla se ha deslizado hacia la de Angel, empezando a chupársela.

Me he quedado alucinado ante la escena. Mientras Angel seguía fumando impasible y mirándola con ojos de deseo, ella se ha metido su aparato en la boca y ha comenzado a jugar con él... tratando al tiempo de pajear mi polla que empezaba a ponerse otra vez tiesa ante el espectáculo de mi mujer mamándosela a otro tío en mis propias narices. Ha sido cuando me he levantado y me he salido al salón, donde tras servirme otro whisky he encendido el ordenador y he empezado a escribir esto. En este momento les oigo jadear y gemir mientras ella le está pidiendo a gritos que le rompa el culo, osea que la debe estar enculando y que le gusta como la folla... no sé si volveré a participar o "esperaré mi turno" de momento voy al baño...

06:00 a.m.

Al regresar me he parado en la puerta del dormitorio, ella estaba con las piernas abiertas boca arriba en el borde de la cama de matrimonio y Angel semiarrodillado la estaba enculando pero desde delante con lo cual ella me ha visto, poniendo los ojos en blanco de placer, aunque el no me podía ver, pero seguro que sabia de mi presencia, pues la incitaba a decirle cuanto le gustaba que la estuviera follando y cuantas veces ella lo había deseado sin decirlo cuando les visitábamos en la playa, a lo que mi mujer asentía diciendo que muchas noches soñaba que era Angel y no yo quien la follaba cuando estabamos en la playa y que le encantaba como la estaba partiendo el culo...

Ha sido entonces cuando ella me ha hecho un gesto de que me acercara y le pusiera mi polla en la boca, para lo que se ha retorcido hacia el borde lateral de la cama donde yo me he tumbado y mientras ella se la metía en la boca sintiendo yo entonces los envites de Angel sobre ella, he podido ver claramente la polla de Angel entrando y saliendo de su culo.

"Es una autentica yegua esta mujer tuya... no te importa que te lo diga verdad?" me ha dicho sonriendo mientras se aplicaba con mas dureza al culo de ella, "seguro que es capaz de estar follando así con los dos toda la noche y querrá mas y mas..." le temblaba la voz anunciando su inminente corrida, a lo que ella sacándose mi polla de la boca le ha gritado que no se corriera todavía, que quería que nos corriéramos los tres a la vez "una autentica joya..." ha dicho Angel mientras bajaba un poco el ritmo y mi mujer masajéaba su clítoris buscando sincronizar su propio gesto con los envites de Angel y la mamada que me estaba haciendo. Tras unos minutos en los que Angel me ha alabado las capacidades amatorias y follatórias de mi mujer con todo tipo de adjetivos, nos hemos corrido los tres de forma salvaje... derrumbándonos los dos sobre ella y ella besándonos y agradeciéndonos ese momento de placer.

Luego se ha levantado para irse a la ducha, mientras nos animaba a hacer lo propio. Ya en la ducha ha sido Angel quien se ha metido con ella primero enjabonándola y magreándola a placer y ella le ha chupado un poco la polla, luego Angel se ha salido a secarse y he entrado yo a seguir calentándola con una suave mamadita también para mí, pero echándome cuando empezaba a calentarse la cosa, pues dice que quería disfrutar bajo la ducha del recuerdo de los polvos que la acabábamos de echar y que luego quería dormir un rato... "antes de que me folleis los dos a la vez..." nos ha dicho echándonos del baño.

Angel se ha puesto mi albornoz y yo una bata que había allí y nos hemos ido al salón a seguir bebiendo un whisky.

"Es una autentica fiera..." me ha dicho Angel una vez sentados "puro fuego y pasión... perdóname pero no sé si será siempre así en cuyo caso esta tía necesita mas de un hombre para sentirse satisfecha, no porque y tu no la satisfagas, sino porque se la ve insaciable..."

"Veras Angel..." le he dicho, mientras le contaba que en el año 2001, se la han cepillado unos siete tíos, entre amigos míos y compañeros suyos o conocidos de ella. Él asentía como si supiera la historia "yo me di cuenta que era una hembra insaciable cuando ibais por allí en verano, pero los niños, mi mujer, etc., me impedían hacer un acercamiento con intenciones más profundas, aunque, si sé los antecedentes, hace unos meses que me hubiera venido de vez en cuando por aquí para echarle algún casquete" y se echó a reír "yo hubiera "descargado" un poco los depósitos, y ella hubiera tenido otra polla mas para disfrutar" me miro y me tendió la mano "aunque eso aún se puede remediar... socio" me dijo estrechándome la mano, "si te soy sincero esta noche me he venido para acá, pues estaba seguro de que podría follármela" y tras dar un trago ha añadido" llevo días pensando en ella..."

Tras esa conversación la oímos volver al dormitorio "Donde están mis hombres" dijo con descaro. Fuimos para allá y nos hizo tumbar en la cama a ambos lados de ella. "Descansemos un par de horitas y luego la traca final" y dándonos un morreo a cada uno se acurruco tratando de dormir.

10:30 a.m.

Dormimos algo mas de tres horas, Angel nos diría despues que las necesitaba pues llevaba algunos días sin dormir, y nos despertó el teléfono. Era mi cuñada que quería hablar con su hermana. Me resulto divertido, ¡si ellos supieran!, verla hablando con su hermana como si tal cosa flanqueada por su marido y su amante en la cama mientras empezaba a acariciar nuestras pollas con el fin de ponerlas a tono para el asalto final.

Cuando terminó de hablar empezó a acariciarnos con ambas manos "debemos darnos prisa, pues he quedado con ella para preparar la comida..." y volviéndose a Angel le dijo "Y tu hoy comerás con nosotros" Angel me miro sorprendido, yo asentí y fue cuando ella se lanzo sobre nuestras pollas con su boca yendo de una a otra hasta que estuvieron a tono para lograra su objetivo un glorioso "sándwich" que ha puesto punto final a este buen inicio de año.

Nos hemos turnado por el culo y el coño y al final nos hemos corrido ambos sobre ella, pues quería que la bañáramos en leche. Despues de darnos un morreo de agradecimiento se ha ido a la ducha y tras vestirse se ha ido en busca de su hermana.

Yo me he quedado con Angel charlando en casa tras ducharnos y luego hemos ido a su hotel para cambiarse el de ropa. La comida con toda la familia y el secreto entre los tres, nos esperaba unas horas despues.

lunes, 28 de diciembre de 2009

EL SOTANO (I)

Inocencia

Con cada envite, aquel grueso aparato se enterraba aún más en mis entrañas, arrancándome auténticos gritos de dolor, mientras él me decía, que no gritara pues en aquel sótano nadie podría oírme.

A cada grito mío, él embestía con más fuerza y violencia, mientras yo tan sólo podía recibir aquel enorme miembro, que horadaba el interior de mi culo llegando hasta mi intestino, y produciéndome una serie de descargas eléctricas que recorrían mi columna vertebral.

La postura tampoco ayudaba mucho, pues allí atada boca abajo sobre aquel banco de madera con mis tetas totalmente aplastadas contra la madera y mi cabeza ladeada, sujeta al banco, por una especie de collar de cuero, cubierta por mi pelo largo que se me metía en la boca y se me pegaba a la cara por el sudor y las lagrimas que habían salido inicialmente de mis ojos, y con el culo en pompa, hábilmente colocado por mi enculador, sólo me quedaba esperar que se corriera lo antes posible y esperar cual seria su siguiente paso.

Por fin, un fuerte golpe de sus riñones sobre mis nalgas me indicó que había llegado el momento, y aquella gruesa manguera comenzó a descargar una autentica riada de caliente semen en mis entrañas que lo recibieron como un bálsamo tras la dura prueba a que había sido sometida.

Tras terminar de correrse del todo, me rodeo y colocándose ante mí me obligo a limpiarle con la boca los restos de semen que aún quedaban en su polla.

Algo que nunca había hecho ni siquiera a mi marido… traté de rehusar…

"Limpiamelá Puta…" dijo sujetándome la cabeza…" hasta el último resto…"

Entre arcadas logré dejársela lo más limpia posible, mientras mi estomago se revolvía de asco…

Después sin decirme ni una palabra, se dirigió a un aseo que había en el sótano, le oí lavarse y mear, mientras silbaba, luego salió con un cigarro recién encendido y me miro complaciente
"¿Te ha gustado Zorra... ?, " me dijo, " ¿verdad que sí...?"

Yo no respondí, y entones acercándose a mí me levanto por los pelos,
" Miramé... y dime si te ha gustado... Vamos¡¡¡", me dijo dejando caer mi cabeza sobre la dura tabla.

"Bien, de momento esto es todo, pero dentro de un rato volveré, vete preparando, pues esta noche descubrirás la capacidad de tu cuerpo para sufrir y gozar..." me dijo mientras salía del sótano, apagando la luz y cerrando la puerta.

Le oí subir la escalera, y después el chirriar de un cierre metálico.
En la obscuridad del sótano, me puse a recordar como había llegado hasta aquella situación.

La verdad es que siempre he sido una ingenua con los hombres y me he fiado de ellos, y así me ha ido¡¡¡¡.

Tengo 40 años, pero la gente dice que no aparento más de treinta y pico, me he cuidado siempre mucho, deporte, aeróbic, comida sana.

Por ello mi cuerpo está bastante bien. Tengo unas tetas grandes aunque no voluminosas, al menos ahora, pues cuando era joven, si que me resaltaban del resto del cuerpo. Mis tetas siempre han vuelto locos a los hombres. Una cintura estrecha a pesar de haber tenido dos niños, y un culo que la verdad es bastante apetitoso, firme y levantado no excesivamente voluminoso, pero para perderse en él, como dice mi marido.

El verano, siempre a acrecentado en mi, mi sexualidad, dormida hasta que me casé, pero luego superexplotada por mi marido, un experto en el sexo, que además ha potenciado en mi esa "putita" que dicen que todas las mujeres llevamos dentro.

En cuanto empieza la primavera, mis hormonas se disparan, y de vez en cuando con algún amigo o incluso compañeros de trabajo, me he dado un revolconcillo, aunque nada serio, aunque por supuesto me han follado bastantes.

Mi marido me potencia mi lado exhibicionista y me obliga a ir vestida atractiva y hasta provocativa, pero no sabe o al menos no da la impresión de saberlo, de esas aventurillas y escarceos míos con otros hombres, no por nada, sino porque de saberlo perderían el morbo que me da cuando vuelvo a casa después de haber estado revolcándome y follando con otro tío, y le veo a el dispuesto a satisfacer mis "necesidades" que quizá ese día estén ampliamente satisfechas,,, pero eso sí nunca le digo que no… ya quisieran muchas tener más de una polla distinta al día…

La verdad es que esta noche todo había empezado de forma "inocente", los niños están en un campamento de verano durante un mes, pues mi marido y yo trabajamos, y precisamente mi marido ha tenido que ausentarse dos o tres días por temas de trabajo.

Yo había quedado con unas amigas para cenar y tomarnos unas copas.

Ellas son muy jaraneras, pero no conozco que le den al adulterio, son todas casadas menos una. Así que tras cenar, nos fuimos aun pub a tomar unas copas. Yo, la verdad es que bebo más bien poco, así que cuando bebo un trago, enseguida me pongo marchosa.

Me había tomado un par de gintonics, y mis amigas hablaban de ir a uno de esos espectáculos para mujeres con estreptease masculino, lo cual me pareció una buena idea, aunque debería madrugar al día siguiente.

Trabajo en una empresa de servicios donde soy adjunta a la dirección.

Estabamos decidiendo donde iríamos, cuando apareció en el local un tío de unos 40 años, con barba cuidada, gafas sin montura y una apariencia verdaderamente fantástica, por lo que deduje al entrar directamente tras la barra debía ser el dueño del local.

Mis hormonas se dispararon y esa sensación de fruta prohibida me hizo ponerme en un estado de excitación, que más de un hombre me ha dicho que irradia una atracción sexual que se nota a distancia.

En un momento determinado él me miró y me sorprendí sonriéndole. Tras desaparecer en el interior, salió unos segundos después con una botella de cava y varias copas y se dirigió a la mesa.

"Están bien atendidas las señoras... ?" dijo en tono galante con una voz suave pero varonil, y mirándome fijamente a los ojos añadió "una copita de cava...?, invita la casa"

Mis amigas aceptaron de inmediato mientras el servia las copas y en un momento de distracción de mis amigas me dijo "Me gustaría conocerte un poco más... tienes algo", y deslizo bajo mi mano una tarjeta con un numero de teléfono... "llamamé¡¡¡", esta última palabra llegó como una orden a mi cerebro y no pude apartarla de mi mente en los siguientes minutos.

Inmediatamente empece a cabilar la forma de deshacerme de mis amigas para tratar de tener un encuentro con aquel tío.

Pasados unos minutos, mis amigas decidieron ir a un local de esos de chicos, y vi mi oportunidad.

"Lo siento chicas, pero es tarde y yo he de madrugar mañana, así que creo que me tomaré la ultima copa aquí y me iré a casa..." les dije con voz fingidamente compungida...

Al principio no estaban de acuerdo, pero dado que eran casi las doce y el último pase del local de los chicos era a las 12:30 no tardaron ante mi alegría en despedirse de mi y salir.

Casi no habían salido por la puerta cuando aquel hombre se sentó en mi mesa.

"Te has quedado sola... ?" me dijo mirándome sonriente. "Si... me tomaré una última copa y me iré a casa... mañana he de trabajar..." dije un poco nerviosa.

Él observó mis manos. "Bonitas manos..." dijo mientras intentaba cogerme una. Yo me di cuenta del anillo de casada, pero era demasiado tarde. "Estas casada...?". "Si..." respondí yo, cada vez más nerviosa..." Y el te espera en casa... " dijo como dándolo por echo...

Como ya he dicho soy bastante inocente así que rápidamente respondí "no... está de viaje..." e inmediatamente ante el brillo de sus ojos, me arrepentí de la confesión...

"Bien, entonces me permitirás que te invite a otra copa, y luego te acompaño a casa, pues hoy cerramos pronto..."

Me lo dijo cogiéndome una mano y con una mirada y una voz tan persuasivas que le respondí que sí..."

"Debo atender a los clientes, pero tu espérame aquí que vuelvo enseguida"

Volvió a la barra, y desde ella me hacia gestos y carantoñas, mientas mi calentura aumentaba junto con mi nerviosismo.

Por fin cerca de la una de la mañana, paró la música y comenzó a apagar las luces, mientras los clientes abonaban sus consumiciones y iban abandonando el local.

Al cabo de un rato, y tras despedir a sus camareros, llegó junto a mí...

"Voy ha hacer la caja un momento, y enseguida te acompaño a casa," dijo sirviéndome una nueva copa de champan...

El aire acondicionado se había parado y yo empezaba a sudar mezcla del calor externo y del calor interno así que apuré casi de un trago la fría copa de champan.

Le observaba mientras hacia la caja... de pronto me miró, y desde allí me dijo...

"Sabes que eres muy bonita... ?" me sentí sonrojar... "Te importaría levantarte para que te viera..." y tras sonreírme, añadió, "bien podías ser una modelo..."

Me quede sorprendida y confundida, pero casi como una autómata, me levante y comencé a pasear hacia la barra y vuelta.

Esa noche llevaba un pantalón azul celeste muy ajustado con una bragas tanga, y un sujetador muy escueto de seda que se ajustaba a mi pecho como si no lo llevara, y por encima un top azul claro de punto calado muy finito, que me llegaba por debajo del ombligo.

Me silbó un par de veces, mientras terminaba la caja, y yo me sentí confundida. Entonces saliendo de detrás de la barra se dirigió hacia mí y cogiéndome por la cintura y sin mediar palabra me dió un largo y profundo beso en la boca.

Yo al principio me resistí, pues aunque le deseaba, no quería ponérselo tan fácil, pero su habilidad con la lengua hizo que poco a poco fuera sucumbiendo y entregándome a un beso húmedo y profundo.

Sentí sus manos por mi espalda y mi culo y como sujetando mis nalgas las apretaba contra su ya abultado paquete sin dejar de besarme.

Empezó a besarme en la oreja el cuello. "Te gusta he… bonita…" decía susurrante, " era esto lo que andabas buscando esta noche…" y seguía dándome cortitos besos por el cuello.

Yo tenia cerrados los ojos y trataba de sentir al máximo aquella situación, mientras él seguía hablándome y besándome…

"Pues vas a tener una noche que será difícil de olvidar…", dijo mientras me abrazaba con fuerza.

Luego metió sus manos por mi pantalón y palpo mis nalgas húmedas por el calor y la situación… "Que culo más suave y firme…" me dijo…

"Es un autentico manjar de dioses, que disfrutaremos plenamente…"
Se separó de mí. Yo seguía con los ojos cerrados allí de pie, como flotando… le oí alejarse unos pasos: "No abras aún los ojos…" me dijo. Escuche ruido de vasos y hielo… "Otra copa… ?" le oí preguntar desde la barra. "Si…" susurré manteniendo los ojos cerrados…

Empezó a sonar una música suave que me envolvía totalmente… se acerco y me beso…"Hasta que yo te diga, sigue con los ojos cerrados…" me dijo, dandomé la copa… bebí. Era whisky, a mi no me entusiasma, pero di un profundo sorbo para mitigar el calor.

El licor entró por mi garganta hasta el estomago, provocándome un calor interno, que aumentó mis sudores… volví a beber… en tres tragos había acabado el vaso, y la verdad es que me sentía un poco mareada…

"Quitaté el top…" su voz sonó susurrante pero firme… me quede quieta un momento… "por favor…" volvió a decir él.
Mis manos dejaron el vaso y sin abrir los ojos, las llevé a mis costados tomando los bordes del top, y sacandomeló por la cabeza lo dejé caer.

"Maravillosos pechos¡¡¡ " exclamo verdaderamente sorprendido, "nos darán mucho juego esta noche…" hizo un pausa, "Ahora el pantalón" me desabroché el cinturón y con suaves movimientos de caderas logré bajármelo dejándolo caer hasta el suelo… "Hermosas piernas… y fuertes…" dijo en tono de admiración… Mis ojos seguían cerrados y tan sólo escuchaba la suave música y el ruido del hielo en su vaso.

"Date la vuelta…" le oí decirme. Así lo hice y giré sobre mi misma, quedándome de espaldas a él… "Lo dicho…" dijo suavemente, " un culo para disfrutarlo plenamente… y al limite…"

Le oí moverse por el local, pero no me apetecía abrir los ojos, aquel juego me gustaba y sentía una euforia especial quizá por la mezcla de cava y el whisky.

Le oí acercarse por detrás… noté como me ponía una venda, un pañuelo o algo así sobre los ojos y recordé, como no, la escena de 9 semanas y media, me estremecí…

"Tienes frío…?" me dijo solicito. Negué con la cabeza.

Me cogió por los hombros, "Déjate llevar, es una sorpresa…" me dijo, empujándome suavemente, mientras acariciaba mis nalgas con una mano.

Pasamos por detrás de la barra y entramos en la trastienda.

El me llevaba de la mano. Oí una llave y una puerta que se abría…" Aquí estaremos más cómodos y tranquilos…" dijo, haciéndome pasar a través de la puerta…" cuidado con los escalones… yo te guiaré…" dijo ayudándome a bajar por una escalera.

El recinto era bastante frío, muy diferente del pub… terminamos la escalera. "Quedaré aquí de pié…" me dijo dándome un beso. Luego le oí ir hacia el fondo del lugar y dar una llave de la luz.

La verdad es que aquel hombre ejercía sobre mi un dominio y una paz que no me permitían dudar ni un momento de sus ordenes.

Me cogió de la mano y me llevo hacia una parte del local, me empujo suavemente y me hizo sentar sobre una especie de banco de madera…

"Tumbaté sobre tu lado derecho", me dijo, " y ahora boca abajo."

Así lo hice, mientras trataba de imaginar externamente la situación, semidesnuda tumbada boca abajo sobre un banco, pero no sentía temor, sólo una enorme calentura que había calado mi tanga y hacia que mis jugos comenzaran a resbalar por los pliegues de mis ingles.

De pronto oí un ruido metálico y dos pulseras que se cerraban sobre mis muñecas por debajo del banco, sin darme tiempo a reaccionar… fue cuando empecé a tener una ligera sensación de desasosiego, aunque mi calentura era tan fuerte que no me dejaba dudar que aquello seria bueno…

Luego note como él me colocaba una serie de cojines, bajo el vientre hasta conseguir que mi culo quedara bastante levantado.

A continuación casi sin darme tiempo a reaccionar me puso una especie de collar de cuero y, por primera vez con cierta brusquedad, fijaba mi cabeza, ladeada al banco de madera. Los movimientos se sucedían sin pausa. La postura desde fuera debía ser grotesca y empece a sentir cierto reparo… "No me hagas daño… por favor…" dije suavemente.

"Cállate… Puta…¡¡¡" me dijo aún con voz suave aunque un poco mas firme y autoritaria… "Querías vivir emociones fuertes…pues esta noche las tendrás…"

Le sentí colocarse tras de mí, y separándome las piernas manteniendo mi culo levantado noté otras frías pulseras que sujetaban mis tobillos a una superficie plana, lo suficientemente abiertos, como para que mi culo y mi sexo quedaran expuestos a su vista… Noté como me quitaba el tanga…"Caray… vas depilada…" dijo al ver mi sexo sin un solo pelo, ya que mi marido me obliga a rasurármelo en cuanto empieza el calor, pues como el dice, "cuanto menos pelo mas sensación de disfrute…", "Osea que está claro que te va la marcha… y eres un Putón berbenero…" su afirmación rompió mis pensamientos…


"Bien… veamos…" dijo como hablando consigo mismo, como si yo no estuviera allí… "este agujero, parece aún pequeño…" y comenzó a palparme el agujero del culo, mientras trataba de introducir uno o dos dedos en el…" No te han dado mucho por el culo… verdad?" preguntó… y ante mi silencio volvió a decir "Dime… no ten han dado mucho por el culo, verdad Zorra…?, quizá para la Señora no es elegante…" note que su tono de voz, aun susurrante comenzaba a ser más firme y descarado…" Pues eso lo vamos a arreglar lo primero…"

"No por favor… no me gusta y me duele un poco…" le dije implorante…"Ah… así que no te gusta…." Noté como algo más grueso que un dedo trataba de abrir mi agujero… "Pues esta noche te gustará tanto que me lo pedirás de rodillas…" dijo, mientras un dolor insoportable comenzaba a invadirme desde el ano hasta el cuello…
" Ya va entrando…, primero lo haremos suavemente, para que mi polla conozca a tu culito, pero luego prepárate a recibir la embestida mas fuerte que puedas aguantar… quiero perforarte ese culo hasta los huevos… "

Las lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos vendados y el sudor caía abundante por mi cara y mi cuello…"No por favor…" suplicaba tratando de zafarme de mis ataduras, mientras notaba como algo muy grueso se iba abriendo paso a través de mi esfínter… el dolor era insoportable.

Mi marido me había enculado varias veces, pero con mucha suavidad y en nuestros casi 14 años de matrimonio unas cinco o seis veces tan sólo…

"Bien… bien… así me gusta, vete moviendo para que mi polla se adapte a tu culo, y prepárate para el envite final…"

Poco a poco su aparato fue adentrándose en mi, y me sentía totalmente llena de carne, notando incluso hasta el limite del intestino, aquella enorme masa de carne… comenzó a bombear, hacia delante y hacia atrás, entrando y saliendo, para en cada embestida, enterrar unos centímetros más de su aparato en mi culo…

continuará

jueves, 24 de diciembre de 2009

MUJER BLANCA CASADA... ESCLAVA EN AFRICA (I)

Verano de 2006





DIA 1: Un viaje excitante.

Salimos el lunes día 2 sobre las 10 de la mañana, una hora nos esperaba de vuelo hasta Lisboa donde tomaríamos después un avión hacia Johannesburgo y de allí nuevo vuelo hasta Gaborone la capital de Botswana: Más de 24 horas de viaje.

Hans me recogió en casa donde me despedí de mi marido diciéndole que le tendría al tanto cuando pudiera de mi viaje y su desarrollo.

Hans se mostró amable y solicito, me había pedido que me vistiera elegante, aunque con ropa interior sexy, para el viaje, pero que el me iría dando también un vestuario una vez que fuéramos cubriendo nuestras etapas y escalas… ¡ah! Y que no me depilara durante un par de semanas me había dicho.

ES un hombre al que le gusta mucho la parafernalia y la puesta en escena.

Para la primera etapa, Madrid-Lisboa me había puesto ropa interior negra de encaje con liguero y sujetador de tirantes estrechos ajustado que levantaba y comprimía mi pecho haciéndolo parecer más voluminoso de lo que es en realidad, ya de por si bastante abundante aunque firme y bien colocado.

Una falda corta negra, a Hans no le gustan los pantalones salvo si son necesarios, una blusa blanca que transparentaba mi ropa interior, una chaqueta negra y una gabardina beige, eran mi vestimenta. Me hizo abrirme la blusa para que se vieran mis pechos, y ponerme unas gafas negras durante todo el vuelo.

A el le gusta saber que soy de su propiedad y uso cuando estoy con él y poder manejarme y utilizarme a su antojo.

En avión estaba completo y viajábamos en turista en la parte central del Airbus, para una hora y pico de vuelo. Ya me avisó que estaríamos unas tres horas en Lisboa hasta enlazar con el siguiente vuelo para Johannesburgo y que nos recogería un coche en el aeropuerto para visitar a unos amigos suyos en Lisboa.

El vuelo fue normal, un ligero desayuno y casi no hablamos, aunque me pidió el móvil de mi marido y el teléfono del trabajo, por si había algún inconveniente o problema, pero me aseguro que sería un viaje inolvidable y sin contratiempos si yo colaboraba en todo momento.

Yo me sentía excitada, pero también un poco expectante e intranquila, después de que el sabia que una vez volviéramos del viaje, tal vez lo nuestro quedara en suspenso durante algún tiempo.

Al llegar a Lisboa una azafata nos indico que esperáramos a que se vaciara el avión y después nos acompaño al pie del mismo donde un coche 4x4 nos esperaba.
En el transcurso del viaje Hans me dijo que él iría a recoger material que necesitaba para el reportaje y mientras yo iría a casa de unos amigos suyos que luego me llevarían al aeropuerto.

El coche le dejo a la entrada de Lisboa y yo seguí con el chofer, un joven negro, según me dijo angoleño llamado Antoine, que me llevo hasta una zona residencial a las afueras de Lisboa.
Llegamos a una casa de dos plantas con jardín donde me recibieron un matrimonio joven también de color y un hombre de unos treinta y tantos, que hablando perfectamente castellano me saludaron e invitaron a entrar invitándome a desayunar.

Me preguntaron por Hans y el viaje, si había estado en África alguna vez y pasados unos minutos la mujer se sentó junto a mí y empezó a decirme lo atractiva que era y que no le extrañaba que Hans me tuviera a su servicio.

Me quede un poco sorprendida ante tal afirmación, pero para cuando quise reaccionar la mujer había desabrochado mi blusa y acariciaba mis pechos, mientras su marido se colocaba detrás de mi y echándome la cabeza hacia atrás me plantaba un buen morreo y notaba como el hombre de treintaitantos metía sus manos entre mis piernas.

Empezaba la fiesta y aún no había llegado a África.

En un santiamén estaba desnuda sobre el sillón con la mujer comiéndome los pechos mientras su marido me colocaba su polla ya desarrollada en la boca y el otro hombre me comía el coño.

Por supuesto que ambos me follaban a continuación y la mujer me morreaba y acariciaba mientras los hombres entraban en mis agujeros a discreción.

Tras una hora de juegos mas o menos en que me echaron dos buenos polvos, uno cada uno, ambos por el coño y a pelo, la mujer me llevo a al ducha y se metió en ella conmigo, dándome otro repasito mientras me enjabonaba y comía mis pechos y mi coño.

Después al salir de la ducha me asombro no encontrar mi ropa, en cambio me dieron un tanga, una minifalda vaquera, unas botas cortas vaqueras, una blusa tipo polo, pero sin botones arriba y una chaqueta vaquera. La mujer me hizo un moño y me dio bastante maquillaje camino de la cara de un putón, pero dándome un aspecto juvenil que me gusto.

Los dos hombres vestían también en plan jeans y llevaban sendas bolsas de viaje.

“Desde ahora seremos tus guardaespaldas hasta Paris”, me dijo el mas joven. ¿Paris? Pensé yo sorprendida, seguían las sorpresas.

Subimos al coche camino al Aeropuerto. En el camino le envíe un sms a mi marido: “viaje excitante, te iré contando si puedo, besos.”

Al llegar al aeropuerto no vi a Hans, aunque mis guardaespaldas sabían bien que hacer y tras pasar el control de pasaportes subimos al avión en la zona trasera de turista, en un asiento triple, colocándome a mí en medio

Pregunte por Hans y me dijeron que el iba en primera con unos clientes y que nos veríamos en Johannesburgo. Nos esperaban 12 horas de vuelo.

Una vez despegamos nos trajeron la comida y mis acompañantes aprovecharon para contarme un poco de que conocían a Hans, que habían hecho algunos reportajes para él y conocían gente influyente tanto en África del Sur como en Botswana, eran también angoleños. Me preguntaron que tal lo había pasado con ellos y alabaron mi cuerpo y mis cualidades como amante. “Aún podremos conocerte mejor a lo largo del viaje” añadió el más joven.

Después de retirarnos la comida, pusieron una película y yo me quede dormida.

El avión la verdad es que no iba lleno del todo así que mis amigos me dejaron sus asientos para que pudiera tumbarme a dormir.

Llevaba unas horas durmiendo cuando uno de mis amigos me despertó susurrando: “princesa, te requieren en primera clase” me dijo. Me levante. El avión estaba en semipenumbra y fuera atardecía. La gente veía un documental en la tele sobre África y su fauna, avancé descalza siguiendo a mi amigo y pase a la zona de bussines.

El compartimiento rodeado por cortinas era amplio, con una mesa central y cuatro sillones reclinables.

Allí estaba Hans con dos hombres negros uno ya mayor, casi 60 y otro de unos cuarenta y tantos, hablaban en inglés pero al llegar yo cambiaron a un idioma africano.

Hans me hizo sentar en uno de los amplios sillones. “Vete desnudando preciosa” me dijo guiñándome un ojo. Ellos siguieron hablado mientas yo me despojaba de la blusa, no llevaba sujetador, y de la falda, quedándome en tanga. Los africanos me miraban con interés, fuera del compartimiento se oían conversaciones y risas de otros pasajeros de primera.

Hans le hizo un gesto al negro joven y este se acercó y me quito el tanga, después me cogió de la mano y me hizo levantar, llevándome hacia el hombre mayor que seguía sentado en su asiento con un whisky en la mano. Me hizo un gesto de que me sentara sobre él y al hacerlo note un miembro grande y duro que me hizo sobresaltar, el sonrió y me hizo levantar, me miro de arriba a bajo y me hizo un gesto para que le sacara la polla del pantalón. Me arrodille ante él y se la saque. Impresionante tranca que lleve a mis labios, pero el me hizo un gesto con la mano, quería que me sentara sobre ella, y así lo hice. La cabina estaba tenuemente iluminada lo que le daba un tono misterioso a la situación. Empecé a cabalgar sobre el mientras el me sujetaba por las caderas o manoseaba mis desnudos pechos. El joven negro se colocó ante mí y sacando su aparato que tampoco era desdeñable, me lo puso en la boca, mientras Hans hacia fotos de la situación y mi guardaespaldas vigilaba que nadie se incorporara a la fiesta. Durante casi media hora ambos hombres me follaron en esa postura hasta que ambos se corrieron en mis dos agujeros. Tuve que tragar toda la leche de mi boca. Después Hans me acercó al lavabo para que me aseara y entonces saco de su maletín un arnés, con dos consoladores, tipo tanga y me lo hizo poner con los dos penes de caucho dentro de mis agujeros del coño y el culo. “Hasta que lleguemos a Johannesburgo dentro de 6 horas, no te lo quitare”. Cerró el tanga con un candado y me hizo vestir y volver a mi asiento.

Regrese a mi asiento y me tumbe de lado, tratando de dormir, pero empezando ya a sentir los primeros efectos de mi viaje al mundo del sexo africano.
Casi no me había dormido cuando nos despertaron para darnos la cena. Me senté sobre mis consoladores y sentí una extraña sensación. Mis amigos volvieron a mi lado para cenar y hablaban en un idioma africano entre ellos mientras me miraban y me sonreían.

Ellos mismos me sirvieron la cena, me dieron vino blanco para beber e incluso me hicieron alguna caricia extra bajo mi falda mientras cenábamos.

Terminada al cena, nueva película y yo decidí volver a dormirme, quien sabe cuando podría volver a conciliar el sueño varias horas seguidas, el ritmo que había cogido el viaje me hacia pensar que mi cuerpo no descansaría mucho en los próximos 6 días.

Me despertaron mi amigos: “Princesa, en breve vamos a aterrizar, querrás arreglarte” me dijeron. Me levante y me fui descalza al baño, pero no podía mear, con el consolador metido. Me arregle el pelo, me lave los dientes y me perfume un poco, volví a mi asiento y le dije a uno de mis guardaespaldas que no podía mear con eso ahí dentro. Sonrió “Ya mearas cuando aterricemos, queda apenas media hora”

Efectivamente los indicadores de cinturones estaban encendidos y mis amigos se acomodaron junto a mí, “ya queda menos” me susurraron al oído.

El aterrizaje se me hizo eterno con la sensación de mear y el consolador dentro, esa sensación de plenitud, de angustia por no poder mear, dolor de aguantar….

Baje del avión sonriendo pero menadote a rabiar, mis amigos me acompañaron a la Terminal “estaremos tres horas aquí” me dijeron.

Pasamos el control de pasaportes, los policías me miraban con interés, blanca, rubia, sin sujetador con tetas bamboleantes, botas vaqueras, minifalda… ¡¡¡ y si supieran lo que llevaba debajo puesto¡¡¡.

Salimos de la Terminal y nos esperaba un coche negro. Era de noche cerrada. Subimos a el y nos metimos en la autopista hacia la ciudad. Tras veinte minutos de viaje paramos en una zona de casas bajas aún fuera de la ciudad, no se veía un alma. Me baje del coche y mis amigos me acompañaron al interior. Estaba parcamente amueblada con enseres de madera de varios y llamativos colores. Una mujer grande negra, me dio la mano al entrar. Dentro estaba Hans con los dos hombres del avión.

“Hola pequeña, ¿Cómo va el vuelo?” Le dije que bien pero que quería mear. Le dio las llaves del cierre del cinturón a la negra grande que me hizo un gesto de que la siguiera.
Entramos en una especie de cuadra donde había unos caballos, varios cerdos y vacas, detrás de la casa, me quito la falda y la blusa y después me quito el cinturón con los consoladores y mientras yo meaba allí en medio desnuda en cuclillas ante su atenta mirada empecé a sentirme incomoda, “¿tal vez así se sentían los esclavos?” pensé.

“Let us go white slut!” me grito mientras con una manguera limpiaba el cinturón de los consoladores y me lo tendía para ponérmelo. No me pude ni limpiar, ella misma cerró el cinturón y tomándome del pelo me arrastro hacia el interior de la casa.

Al entrar en el salón los cinco hombres me miraron divertidos. Allí estaba, descalza y desnuda con el cinturón de los dildos puesto y chorreándome aún los restos de mi orina y el agua por las piernas.

“¡Arrodíllate puta!” me grito Hans. Me sorprendió, pero sin duda mi esclavitud empezaba ya a ser efectiva. Vi como el hombre mayor del avión la daba un fajo de billetes a Hans y su acompañante me empujaba a arrodillarme ante su jefe. Un gesto me indico que debía sacarle otra vez la polla del pantalón y mamársela. Estaba en ello cuando vi a Hans que haciéndome un gesto de un beso con los labios, salía con mis guardaespaldas de la casa. Oí ruido a mi espalda y antes de reaccionar un seco golpe sobre mis nalgas me hizo sentir un látigo que levantaba un ardor inesperado en mi piel.

Trate de esquivarlo y deje de mamar, lo que me supuso un enorme bofetón del negro mayor “¡sigue mamando zorra¡” grito en un perfecto castellano. Seguí mamando mientras el látigo seguía golpeando mis nalgas, mis costados y mi espalda.

La zurra siguió hasta que el hombre se corrió abundantemente en mi boca haciéndome tragar toda su leche.

Después la negra me cogió por los pelos y volvió a llevarme a la cuadra. Con una cuerda que colgaba de una viga me ato las muñecas y me suspendió del techo. Después con la manguera que había utilizado anteriormente me dio una ducha de agua fría por todos los rincones de mi cuerpo.

Cuando acabo mi ducha, salio de allí. Me quede suspendida del techo, y algunos animales se acercaron a husmearme, unas cabras, unos cerdos, alguna cabra me lamió los muslos y me olisqueaban el coño tapado con el cinturón de cuero que mantenía mis agujeros ocupados.

Pasado un tiempo, la negra volvió, me desato y cogiéndome nuevamente del pelo me llevo al salón. Allí me limpio a fondo con una esponja de piedra pómez y una toalla grande y áspera, con lo que mis marcas de los latigazos me dolían al contacto con la toalla.

Una vez bien seca, me hizo poner una túnica de colores, unas sandalias y un tocado tipo turbante de lana en la cabeza recogiendo mi pelo. Me roció con una especie de perfume muy penetrante y me unto al cara con una sustancia negra, después me llevo junto a a la puerta y me hizo arrodillarme con la espalda bien recta en un rincón.

Al cabo de un rato oí un coche que se detenía. Seguía siendo de noche aunque parecía empezar a amanecer. Oí voces fuera y se abrió la puerta, dos hombres fuertes negros entraron en la sala, me miraron y hablaron con la negra, esta asintió y acercándose me ato las muñecas a la espalda. Uno de los hombres me cogió en volandas y me saco de la casa. Me deposito sin miramientos en la parte trasera de una pick up, junto con varias jaulas de animales y cajas de comida. Subió a la furgoneta y arranco.
Media hora nos separaba del aeropuerto.

Al llegar a la Terminal, el conductor del camión me dio una bolsa de mano con mi documentación y poco más y con gestos me indico que entrara en el aeropuerto. El volvió al camión y se alejó.

Me sentí extraña, con la cara sucia, aquella vestimenta “africana” y sobre todo sola en aquel aeropuerto y con el cinturón de los consoladores puesto y cerrado. Noté que la gente me miraba sorprendida al ver una mujer blanca, con esas pintas. Al menos olía bien tras la limpieza que aquella mujer negra me hiciera.

Entre en el aeropuerto y mire los vuelos, el mío, de South African Airways, SA 1763 salía a las 5,30 y eran casi las 5 de la mañana, fui hacia el control de pasaportes. Para pasarlo no había mucha gente y debí esperar unos minutos.

En la cabina un guardia negro que me miro con sorpresa: “¿Vuela a Gaborone?” me pregunto en inglés sin quitarme ojo. “Sí” contesté yo tímidamente. “¿Y su equipaje?” pregunto él, “Lo facture desde Lisboa” me miró detenidamente “¿A que va a Gaborone?” me quede petrificada, no sabía que decirle, ¿placer?, ¿trabajo? ¿Le contaba que sería explotada sexualmente para un reportaje de TV?... “Voy con un equipo de TV para unos reportajes sobre la fauna del país, pero me despisté y he perdido a mis compañeros, espero encontrarlos en el avión. “¿El nombre de sus compañeros?” me pregunto mientras yo miraba el reloj del aeropuerto y la hora de embarcar se acababa.

Le di el nombre de Hans, consulto sus papeles y llamó a una policía negra que estaba fuera de la cabina. Habló algo en africano con ella y se marchó. La mujer me miró “Esta bien…desnúdate” me dijo en inglés. “¿Cómo?” pregunté sorprendida. “Qué te desnudes” casi me grito. “Perderé el avión” dije compungida. “No lo perderás tranquila, debemos asegurar tu entrega…¿te desnudas o te desnudo yo?” me dijo acercándose. Me quite lentamente la túnica y ella me miro con gesto sorprendido el cinturón de los consoladores “¿Y eso?” pregunto. No supe que responder. Se colocó detrás de mi y me cacheo de arriba abajo, los pechos los costados, las nalgas. Toco despacio las señales de los latigazos y murmuro “buen trabajo para empezar”.

Note que le gustaba sobarme. Tras unos minutos me hizo vestir otra vez. “¿Sígueme?” me dijo. Así lo hice y me llevó por un pasillo interior. La hora de despegar se acercaba y yo seguía allí. Estaba asustada, nerviosa y cabreada. Entramos en una sala donde había dos policías. La mujer se volvió hacia mi “desnúdate” me dijo. Intente negarme, pero me dio una bofetada “desnúdate zorra” me grito. Me desnude y los guardias me miraron sorprendidos y sonrientes, se acercaron y tras sobarme bien, se detuvieron en mi cinturón. “¿es cómodo?” me pregunto uno de ellos.”Lastima que lleves eso puesto guarra, pus si no ya habrías probado unas buenas varas negras” dijeron dándome unos cachetes en las nalgas. Después la mujer les indico las señales de mi cuerpo “ya ha sido azotada, así que ira a alguna granja de esclavos” dijo sonriendo.

La mujer me hizo un gesto de que me vistiera y me hizo seguirla.

Me dejo al borde de la pista y me indicó un avión pequeño, de hélice. “ese s tu avión puta. Que disfrutes tu experiencia africana zorra blanca” me dijo empujándome hacia el avión.

Ví gente que subía aún por la escalerilla y como pude corrí hacia el avión. Al llegar una azafata me pidió mi billete. Se lo enseñe y me hizo subir al avión. Me llevo hacia una parte trasera, separada por una especie de reja del resto de la cabina. La gente me miraba sorprendida. En aquella especie de jaula había tres asientos y algunas cajas y utensilios. Me indico un asiento con los ojos. Me senté y me puse en cinturón de seguridad. Unos minutos después subieron dos hombres de mediana edad mal vestidos que entraron dentro de la jaula conmigo y no paraban de mirarme. La azafata echó una cortina que nos separaba definitivamente del resto de la cabina. Observe de reojo a mis compañeros de asiento. Me miraban con descaro.

Oí que el avión iba a despegar pero no había visto a Hans ni a mis amigos. Estaba asustada.

Ya había amanecido y recordaba que en el plan de vuelo, teníamos una hora de viaje hasta Gaborone. El final de la primera etapa de mi viaje se acercaba, llevaba casi 24 horas en danza. Trate de relajarme y dormir.

Me despertaron unas manos sobre mis muslos. Abrí los ojos y fui a gritar, cuando unas manos me taparon la boca. Mis dos acompañantes trataban de pasarse un buen rato conmigo. No sabían que mis entradas estaban tapadas, pero tras descubrirlo, mientras uno me tapaba la boca el otro sobaba mis tetas. Se turnaron en ambas tareas mientras hablaban en algún dialecto que yo no entendía y reían divertidos. Uno me cogió la cabeza y me obligo a meterme la polla de su amigo en la boca. No estaba muy limpia pero era grande y dura, hasta ahora las polla negras que había ido conociendo hacían justicia a la leyenda. Ni que decir tiene que tuve que comerme ambas pollas con el tiempo justo para aterrizar.

Cuando estábamos llegando se corrió la cortina, los hombres le guiñaron un ojo a la azafata. Esta me miro “Cuando aterricemos espera aquí, vendrán a buscarte” me dijo en tono muy seco. Y salio.

Al detenerse el avión, los hombres me guiñaron un ojo y salieron. Yo me quede sentada.

Pasados unos minutos dos hombres negros de fuerte complexión entraron ene le compartimento. Sin decir una palabra me taparon los ojos y me ataron las manos a la espalda. Uno de ellos me cogió en brazos y sentí el fresco del aire en mi cara al salir del avión.

En unos minutos estaba dentro de un coche, camino de una nueva experiencia.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

DE FIEL CASADA A... (I)

Historia sucedida en 2001


(Capítulo 1: Mujer para dos...en principio)


Mi marido, Miguel no me había contado nada hasta justo 24 horas antes de irse de
viaje. el se marchaba un domingo por la mañana y el viernes por la noche cuando
estábamos cenando me pregunto que me perecer a que mientras el estaba fuera para
que no estuviera sola en casa viniera un amigo suyo para hacerme compañía.


Yo le dije que no hacía falta puesto que yo trabajo por la mañana y durante la
semana vivimos en Madrid y desde 30 kilómetros de Madrid donde vivimos los fines
de semana no era necesario que nadie me acompañara pero el insistió así que le
dije que bueno.


Entonces me dijo que este amigo se mudaría a nuestra casa durante los dos meses
que el estaría fuera y que en ese tiempo me ayudaría y satisfaría en cuanto yo
necesitara.


Yo me quede un poco perpleja pues en mi época de soltera si simultanee de vez en
cuando varias camas al mismo tiempo pero desde que me case nunca lo había hecho.

Así mismo me indicó que varias veces por semana vendría una señora a ayudarme en
las faenas de la casa y a nivel personal.


Esa noche hicimos el amor como nunca y Miguel me trato de varias formas con
cariño con rudeza como a una mujer experimentada o como a una mujer inexperta,
lo cual me dio que pensar.


Al día siguiente habíamos quedado con este amigo suyo, luego supe que contactado
a través de una revista de esas de contactos, llamado Javier.
Cuando se presentó en casa me sentí como muy conturbada puesto que no paraba de
observarme de arriba a abajo.


Se mostró muy cariñoso desde el principio.
Era apuesto y atractivo y durante la comida no paro de preguntarme cosas acerca
de mi vida, de mis gustos y de mis relaciones con Miguel.


Estábamos comiendo en la casa de madrid pues mi marido había trabajado ese
sábado por la mañana así que después de comer decidimos trasladarnos a la casa
de la sierra.


Ya en el coche Miguel que conducía nos dijo que nos pusiéramos los dos atrás
pues así podríamos hablar y conocernos mejor durante el camino.
(Miguel): yo le había dicho a Javier que durante el camino tratara de hacer
algún acercamiento de tipo físico.


(Ana) y la verdad es que me sentí incómoda sentada en la parte trasera del coche
que conducía mi marido con un hombre joven y atractivo que acababan de
presentarme y que sin duda parecía muy interesado por mi además pensaba que
durante los próximos dos meses conviviría en mi casa casi 12 horas al día« para
entonces Miguel tampoco me había dicho que serían dos hombres los que se
alternarían en "cuidarme".


En el recorrido hasta la casa de campo que tenemos fuera de Madrid Javier trató
de cogerme las manos en dos ocasiones y se sentí muy cerca de mi mientras a
través del retrovisor Miguel controlaba todas nuestras reacciones.
Al llegar a la finca Miguel me dijo que le enseñara el cuarto de invitados a
Javier, mientras el sacaba algunas cosas del coche.


Cuando llegamos a su cuarto Javier me dijo lo encantado que estaba de estar allí
y que trataría de complacerme en todo aunque añadió que esperaba verse
correspondido lo cual me hizo poner colorada, diciéndome que él entendía mi
situación.


Le dejé instalándose y me reuní con Miguel en el salón.
Nos pusimos unas copas mientras esperábamos a Javier y Miguel me dijo que según
se diera la cena tal vez esa noche tuviera que dormir con Javier, lo cual me
dejo atónita.


(Miguel) yo le explique a Ana que cuanto antes empezaran a conocerse mas
íntimamente mejor que era importante que lo hicieran antes de marcharme yo por
si la cosa no funcionaba.
(Alicia) ¿y como no iba a funcionar? si Javier estaba buenísimo! era cariñoso y
agradable y además yo ya me estaba poniendo cachonda.


Al cabo de unos segundos apareció él en el salón recién duchado con una camiseta
ajustada y unos pantalones de tenis que marcaban un importante volumen en su
entrepierna y por su corto tamaño, del pantalón me refiero, dejaban ver unos
poderosos y musculosos muslos.


Antes de seguir diré que mi marido también dispone de un gran aparato y que en
ese sentido nunca he tenido ninguna queja mas bien todo lo contrario.


Tras su aparición decidí subir yo a cambiarme para ponerme a tono y dejar a los
dos hombres a solas.


(Miguel) Javier me dijo que estaba encantado y que mi mujer estaba mucho mas
buena que en la foto que le había enseñado y que estaba deseando acostarse con
ella a lo que le indique que si jugaba bien sus cartas, podría pasar toda
aquella noche con ella.


Esto le iluminó los ojos aun mas cuando apareció Ana en el salón vistiendo un
sort negro muy ajustado sin duda no llevaba bragas y una blusa de encaje negro
semitransparente que marcaba sus redondeados y bien formados pechos apenas
cubiertos por un sujetador tipo balconette.


(Alicia) Me excito ver como me miraban ambos al entrar en el salón. Miguel sonrió y
me guiñó un ojo y ví como Javier me desnudaba literalmente con la mirada.


"Bueno" les dije "que os parece si jugamos un rato a algo antes de tomar un café
y luego salimos a dar una vuelta por el campo?".


Los dos parecían estar dispuestos a complacerme en todo así que jugamos un rato
a las cartas donde por supuesto gané yo pues Javier bastante tenía con jugar a
poseerme mentalmente, y Miguel con observar las reacciones de este.


Tras el café hablamos de muchas cosas y llegó la hora de salir a dar una vuelta.
Justo antes de hacerlo Miguel se disculpó unos minutos para ponerse algo mas
cómodo por lo cual nos quedamos Javier y yo a solas en el salón.


Nada mas marcharse Miguel, Javier se me acercó y me dijo que estaba estupenda y
que se moría de ganas de acariciarme y besarme a lo que yo me hice la estrecha
en principio diciéndole que ya tendríamos tiempo de conocernos mas íntimamente
cuando se marchara Miguel a lo cual me contestó que no sabía si podría esperar.
Seguimos charlando mientras cogía mis manos y no nos percatamos de la llegada de
Miguel que parecía satisfecho de nuestro comportamiento y que nos dijo como si
tal cosa que cuando quisiéramos podíamos irnos.


Salimos los tres a dar un paseo por los jardines de la finca ya al atardecer yo
llevaba agarrado por la cintura a Miguel este me llevaba cogida por el hombro
mientras a mi izquierda, Javier, al principio se distanció un poco pero,
recorridos unos metros se acercó y disimuladamente comenzó a acariciarme el
muslo izquierdo y la nalga de ese lado.


Me sentía halagada y en la gloria pero un poco turbada: dos hombres dispuestos a
hacerme el amor en cuanto se lo pidiera, allí mismo si era preciso, y uno de
ellos para mí un perfecto desconocido hasta hacía apenas una horas y que me
estaba cortejando en las propias barbas de mi marido, sin duda algo que
quisieran muchas mujeres.


Regresamos a la casa y dije de ir a preparar la cena lo cual significó una buena
excusa para que ellos dos volvieran a quedarse a solas.


Javier subió a ponerse algo y entonces le dije a Miguel las caricias que él me
había hecho a lo cual mi marido contestó que se había dado cuenta y le parecía
perfecto.


Volvió Javier y yo me marche a la cocina.


(Miguel) hablamos Javier y yo de cosas relacionadas con aquella situación y le
indique que durante la cena le daría a los dos unos sobres cerrados en los que
les explicaba la norma básica de convivencia en mi ausencia. luego dije que se
pusiera un whisky pues yo tenía que subir a mi despacho a resolver unos asuntos
antes de marcharme.


(Alicia) No se lo que hablarían los dos durante ese tiempo unos 20 minutos en que
yo no estuve en el salón pero pasada media hora Javier vino a la cocina con el
pretexto de ayudarme a algo.


Le dije que no hacía falta y tras hablar de diversos temas estaba yo frente al
horno cuando le noté detrás de mí.


Apenas tuve tiempo de reaccionar cuando noté sus dos poderosas manos que
agarraron con fuerza primero, luego mas suavemente, por debajo de mis brazos,
mis pechos que de paso diré que son de un buen tamaño aunque no exagerados y que
desde muy joven causaban admiración y deseo en los hombres.


Con esta maniobra aparte de llenar sus manos a placer con ellos, evitaba que yo
bajara los brazos para un posible, inimaginable por mi parte, gesto de defensa.
Traté de volverme pero él empujándome suavemente sobre el fogón lo impidió
mientras me murmuraba al oído:


"Voy a poseerte aquí y ahora...", decía mientras trataba de quitarme la blusa
con habilidad, " y te pienso follar en este mismo instante".


"Por favor", le suplique sin mucho entusiasmo, "déjame que puede venir Miguel"


"Y qué", respondí vehemente," así verá como te follo y lo bien que lo hago..."


Hice unos iniciales intentos de zafarme pero tampoco estaba por la labor de
perder aquella sensación: follada en la cocina, "contra mi voluntad", es un
decir y con mi marido a tan solo unos metros de allí. además su firme forma de
sujetarme me impedía cualquier movimiento que no fuera retorcer mi culo
brindándole aun una mayor abertura del mismo, mientras con sus rodillas,
separaba mis muslos con increíble habilidad y firmeza, haciéndome sentir entre
las nalgas, un enorme bulto que luchaba por salir de su opresión.


Con calma, y una pasmosa habilidad, mientras me empujaba contra el fogón y
apretaba mis tetas con una sola mano, ya introducida en mi blusa, fue bajándose
la cremallera del chandal que se había puesto bajo el cual, según comprobé
después, llevaba un minúsculo tanga, del que rápidamente salió una enorme verga
que, mientras con la misma mano el desabrochaba mi short y me lo bajaba hasta
los pies, busco ávidamente los orificios de mi cuerpo.


Pero mi sorpresa fue aun mayor cuando pasando por el orificio de mi culo
llegando hasta mi coño, notando yo entre mis húmedos muslos y enredada en el
vello de mi pubis aquel vástago de placer, de pronto su ya durísima polla volvió
atrás y empezó a horadar mi pequeño esfínter anal.


Traté de protestar pero él me tapó la boca con una mano mientras con la otra me
hacía separar las piernas mientras me decía al oído:


"Escucha bonita, primero te daré por el culo... te han enculado alguna vez?", me
preguntó, a lo que con un movimiento de cabeza, pues tenía tapada la boca con su
mano, traté de contestarle que mi marido un par de veces... algo que quizá no
comprendió, puesto que me contesto:


"Pues ahora sabrás lo que es bueno..." dijo mientras parte de su duro miembro se
introducía con gran dolor por mi parte, entre mis nalgas... "en los próximos
meses..." me dijo al oído mientras iba horadando como un autentico barreno mi
virginal trasero, "al menos una vez al día te encularé... hasta dejarte tu lindo
culito preparado para admitir cualquier tamaño de polla..."


"Primero quiero entrarte por detrás" me decía mientras seguía envistiéndome con
fuerza y yo me notaba totalmente empalada por aquel duro aparato, "puesto que
metertela por el coño merecerá otro momento y otra preparación."


Lo que sin duda no sabía era, que efectivamente iba a preparar una excelente
culera, puesto que no sería el único en utilizar mi vía trasera.


Mientras tanto y con un fuerte dolor por mi parte su enorme y dura polla fue
abriéndose paso a través de mi culo y conforme los envites se hacían más
rítmicos y seguidos la mezcla de dolor y placer eran indefinibles haciéndome
gemir no se bien si por una cosa o por la otra.


Cuando estaba a punto de llegar me inclinó aún más sobre el fogón, aplastando
mis ya desnudos pechos sobre el frío mármol, y de un potente empellón me alojó
sus casi 20 cm de carne, hasta los cojones que noté golpear entre mis muslos, en
mi pobre agujero, haciéndolo estremecer con la enorme descarga de aquella
poderosa manguera.


Mientras tanto como sabría después Miguel estuvo asistiendo desde la puerta de
la cocina a mi primera sodomización postmatrimonial.


(Miguel) Era una imagen sorprendente y al tiempo excitante, ver a aquel hombre
inclinado sobre la espalda de mi mujer, con los pantalones bajados, bombeando,
con un rítmico golpe de riñones adelante y atrás, que hacía pensar en un
completo y perfecto efecto mete-saca, embistiendo golpeando frenéticamente una y
otra vez la nalgas de mi esposa, que inclinada sobre el fogón y casi desnuda,
ofrecida entre gemidos totalmente, entregaba su tentadora y lasciva retaguardia
a aquel hombre, que la hacia suya sin miramientos ni contemplaciones,
penetrándola salvajemente.


Yo no sabía que la estaba enculando pues me enteraría después en palabras del
propio Javier.


Antes de que se dieran cuenta de mi furtiva presencia y disfrute, abandoné la
cocina y me dirigí al salón donde me serví una copa.


Aun estaba repasando, mentalmente, aquellas lúdicas imágenes, que recomiendo a
aquellos maridos que quieran sentir emociones fuertes, mientras saboreaba un
whisky, cuando apareció Javier con gesto de satisfacción, y después de lo que yo
había visto no era para menos.


Se sentó frente a mi y me dijo: "Acabo de dar por el mismísimo culo a tu mujer
en la cocina."


Se me quedó mirando esperando mi reacción a lo que yo conteste:


"¡Ah la estabas enculando, creí que te la estabas tirando, pero estilo perro".


A lo que el me respondió:


"No, eso será mas tarde."


Me interesé por la experiencia y el me contó lo excitante y sensacional que
había sido.


Unos minutos después entró mi mujer con cara de un cierto cargo de conciencia.
Momento en el que Javier se levantó y haciéndole un gesto de complicidad salió
del salón con el pretexto de ir al servicio.


(Alicia) Tras la experiencia vivida en la cocina Javier se marchó sin decirme nada
ni un gesto... nada, con lo cual me sentí como una perra follada y abandonada, a
la espera de que otro perro se me chingara por detrás.


Tardé unos minutos en reaccionar. después me recompuse y traté de seguir
haciendo la cena pero era imposible, no podía apartar de mi la excitante
sensación que acababa de vivir y aun notaba el dolor en mi culo y su cálido
semen en el interior del mismo.


Decidí volver al salón y proponer salir fuera a cenar.


Cuando entré en el salón los dos hablaban animádamente imagino que de mí, y se
quedaron en silencio al verme entrar.


Javier me miró con cara de complicidad y Miguel me observaba como tratando de
adivinar mis sensaciones. yo no sabía que estaba al corriente de lo ocurrido en
la cocina.



Entonces se levantó y salió.


Yo fui incapaz de decirle nada a mi marido, lo cual imagino sería parte del
juego que estábamos empezando a practicar. además tampoco tuve mucho tiempo pues
Javier volvió a entrar y se sentó displicente en el sillón.


Me senté en el brazo del sillón justo al lado de Javier y les sugerí el salir a
cenar al pueblo a lo que los dos accedieron.


"Bien voy a vestirme" les dije levantándome y notando como fugazmente Javier me
manoseaba el muslo hasta la nalga.


Sabiendo las pasiones que estaba levantando salí lentamente.


(Miguel) Fuimos a cenar a un restaurante de carretera bastante escondido a unos
kilómetros por una carretera comarcal de nuestra finca. para la ocasión a Javier
le dejé un smokin ya que aun no se había traído ropa suficiente y yo me puse
también de etiqueta.


Ana nos sorprendió con un traje de seda azul muy ajustado y escotado bajo el
cual se había puesto ropa interior de encaje negra y su correspondiente liguero
con medias también negras. estaba preciosa.


En el coche en el trayecto de ida ella vino delante conmigo mientras Javier se
colocaba justo en el asiento trasero tras el de Alicia.


(Ana) Ya durante el corto trayecto de ida Javier no dejó de meterme mano por los
muslos y el pecho desde el asiento de atrás discretamente por el lado próximo a
la puerta aunque creo que Miguel era consciente de ello y le gustaba.


Al llegar al restaurante había gente de todo tipo pero llamamos la atención por
nuestro atuendo de fiesta y más de uno rumoreaba debido a las atenciones que me
prestaban Miguel y Javier sobre nuestra relación lo cual me puso muy cachonda y
a ellos les llenó de orgullo.


Fue una cena tranquila en la que hablamos de muchos temas y en la que ambos pero
sobre todo Javier no pararon de meterme mano por debajo de la mesa en cuanto
podían.


Bebimos bastante y al terminar Javier sugirió ir a tomar una copa a un local de
un pueblo cercano a unos 40 kilómetros ofreciéndose a conducir a lo que Miguel
se negó argumentando que no le gustaba dejar a nadie el coche.


Bromeó:" Ni el coche, ni la pluma... ni la mujer... " dudó un instante, nos miró
y sonrió..." con lo último no estoy de acuerdo y aquí esta la prueba..."


Al salir del restaurante y ante las miradas expectantes de los presentes ambos
me enlazaron por la cintura mientras yo hacía lo propio.


Cuando llegamos al coche Miguel me indicó que me sentara detrás con Javier con
lo cual imaginé que en esos 40 kilómetros algo tendría que suceder.


Al principio hablamos de coches de velocidad y otras cosas. en un momento
determinado Miguel se colocó en el carril de la izquierda de la autopista y
comenzó a acelerar a fondo casi en ese mismo instante noté la mano de Javier
deslizándose por debajo de mi falda hasta alcanzar mi húmedo clítoris que tras
apartar delicadamente mis bragas comenzó a masajear.


Casi simultúneamente me atrajo con el otro brazo hacia el y me empezó a besar en
el cuello y la oreja deslizándose por mis mejillas hasta mi boca.


Yo me resistí un poco mientras observaba la mirada al frente impreterrita de
Miguel mientras rodábamos a 130 o más kilómetros por hora.


En pocos minutos la cosa se desató.


Javier estaba bajando la cremallera trasera de mi vestido mientras yo hacia lo
propio con la de su pantalón.


Me bajó el vestido hasta quitármelo del todo dejándome en ropa interior y
después el se desprendió del pantalón y los calzoncillos.


Me reclino sobre el asiento hacia atrás y comenzó a acariciarme los pechos a
través del sujetador de encaje hasta sacar una de mis tetas que comenzó a chupar
desde el pezón con fruición con la otra mano magreaba ya sin consideración mi
otra teta mientras subiendo por mi cuello besaba mi barbilla y mi boca.


Yo estaba alucinada me estaban metiendo mano en el coche de mi marido mientras
el conducía como si tal cosa a 160 por la autopista.


La sensación era de frenesí.


De pronto Javier colocó una de sus manos en mi nuca y suavemente me fue
inclinando hacia su entrepierna donde como el asta de una bandera su polla se
alzaba dura y fuerte.


Mis labios se entreabrieron engullendo aquel vástago de carne y músculo, que me
llenó la boca hasta la garganta.


(Miguel) A juzgar por los jadeos y susurros detrás de mi se lo debían estar
pasando de miedo. yo miraba de vez en cuando por el retrovisor pero en la
obscuridad no ve a nada. era una sensación difícil de describir: pisando el
acelerador a mas de 140 mientras un tipo se estaba tirando a mi mujer en el
asiento de atrás.


(Alicia) Tras unos momentos en los que pensé que me asfixiaría con aquella estaca
dentro de mi boca Javier me retiró suavemente la cabeza de sus cojones y me
sentó encima de el dándole la espalda y mirando al frente me acomodó de la forma
adecuada y me hizo sentarme de repente sobre aquel tieso palo que me perforo el
coño de abajo arriba como un ariete mientras una corriente eléctrica recorría
las paredes de mi vagina y el placer me hacía perder la visión.


Al principio lentamente luego con un ritmo mas vivo empezó a moverme hacia
arriba y hacia abajo mientras yo notaba como su polla entraba y salía de mi coño
que estaba chorreado. Fueron unos minutos en los que logre correrme tres o
cuatro veces mientras el me decía cosas como zorra o puta y yo le gritaba que
era un chulo putas y un cabrón pero que me estaba jodiendo de maravilla.


(Miguel): De pronto un grito de placer de Ana me sobresaltó casi inmediatamente
empezó a gemir como una loca mientras Javier la llamaba puta, zorra miré por el
retrovisor y vi a mi mujer como subía y bajaba en una clara muestra de que
Javier se la estaba follando sentada mientras sus pechos bailaban una delirante
danza arriba y abajo, arriba y abajo...


Ella le gritaba también y le pedía que la jodiera más y más.


Se corrieron varias veces hasta que escuché como Javier gemía de puro éxtasis
quizá corriéndose también de forma bestial.


Nos acercábamos ya al lugar donde tomaríamos la copa por lo cual les indiqué que
volvieran a vestirse que ya tendrían tiempo de sobra para volver a follar.


(Alicia): Tras unos minutos magníficos Javier también se corrió y cuando estábamos
intentándolo de nuevo Miguel, mirándonos por el retrovisor nos indicó que
estábamos a punto de llegar y que nos vistiéramos, que ya tendríamos tiempo de
follar mas adelante.


Al bajar del coche me quedé alucinada cuando al salir del mismo Miguel, mi
marido, apareció con una gorra puesta tipo chofer y comenzó a llamarnos "los
señores primero me sorprendí luego me hizo gracia y Javier se quedó unos
segundos parado pero ante un gesto de Miguel y un tirón mío siguió la broma
diciéndole: "Gracias Miguel estaremos unos minutos dentro tomando unas copas, y
morreandonos un poco, espérenos aquí",


"Claro señor", contestó mi marido y se quedo apoyado en el coche.


El portero del local no nos perdía de vista y miraba con avidez mi escotado
vestido, sin duda deseando meterse dentro de el...y de mí.


Javier me cogió por la cintura y mientras me besaba apasionadamente en la boca
me llevó casi en voladas al interior del local.


Era una especie de club de carretera, de esos de putas, a media luz aunque muy
elegantemente puesto.


El metre al vernos entrar sonrió y se dirigió a Javier:
"buenas noches señor,¿la mesa de siempre?" a lo que Javier contesto que si.


Nos llevó hacia un rincón bastante obscuro del local donde pocos segundos
después un camarero trajo una botella de champan.


Poco después ví como Miguel sin que Javier se diera cuenta entraba en el local y
se colocaba en una mesa detrás de nosotros.


"Así que la mesa de siempre?, le solté a Javier mientras nos sentábamos, "con
quien vienes tu aquí habitualmente?"


"Con putas como tu, zorruna!", me contestó mientras se disponía a gozar de mi.


Pero...",intenté protestar.."el metre me tomara por una furcia y...".."


Acaso no lo eres?", me dijo mirándome con picardía...


"Esta bien," reconocí sentándome con descaro cruzando las piernas de forma que
el camarero próximo pudiera ver mis muslos, "así es como se hace?", le increpe a
Javier que rió divertido.


Distrajo mi atención la mano de Javier que comenzaba una nueva excursión por mi
entrepierna que por cierto se había dejado las bragas en el coche por lo cual
sus dedos sin impedimentos empezaron a explorar mi gruta una vez mas.


En pocos minutos tenía la falda subida hasta el ombligo y Javier acariciaba mi
coño con las dos manos mientras llevaba una de las mías hasta su polla atrapada
en el pantalón y me susurraba al oído que se la sacara.


Le miré sorprendida y me hizo un gesto afirmativo con la cabeza.


Miré a mi alrededor y la verdad es que lo poco que se veía no permitía hacerse
idea de lo que estaba ocurriendo en las otras mesas así que le baje la
cremallera y saqué su nuevamente erguido instrumento.


El seguía susurrandome al oído, lindezas como ¡puta te la voy a meter aquí
mismo!, zorra mamámela bien, y cosas por el estilo, lo cual me ponía a mi a cien
mientras yo chupaba lamía y succionaba su enorme polla hasta que empezó a
convulsionarse y un salado liquido tibio inundó mi boca.


A punto de atragantarme el me decía: ¡Trágate mi leche!...¡trágatela toda!...
¡no desperdicies ni una gota!...


Yo la verdad es que nunca me había tragado el líquido seminal pues cuando se la
chupo a Miguel o al menos hasta aquel día, nunca me lo tragaba, no podía. pero
no se que estaba ocurriendo que tras el primer bombeo en mi boca aquella calida
y pastosa leche me supo divina y me tragué hasta la última gota.


Después el me masturbó varias veces haciéndome llegar tres o cuatro veces, tras
lo cual y después de tomar unas copas de champan salimos del local.


No se cuando salió Miguel del club, lo que se es que cuando llegamos al coche
estaba con su gorra puesta diligente. abrió la puerta trasera y antes de hacerme
pasar me cogió por la cintura y me plantó un beso retorcido que sorprendió no
sólo a Javier sino al portero del club que se quedo alucinado.


Se metió dentro del coche conmigo y bajando la ventanilla le tiro las llaves a
Javier mientras le gritaba: ¡ahora conduce u.d.« señor, pues a esta zorrona me
la voy a tirar yo!...


El portero del club no daba crédito a sus oídos y a sus ojos cuando Javier se
puso al volante y arrancamos en dirección a casa a toda velocidad.


Por supuesto que en el trayecto de vuelta Miguel me folló como nunca dándose el
caso de que jamás lo habíamos hecho en un coche, y yo en unas horas lo había
hecho...¡dos veces!...


Sin duda para mi aquel fin de semana sería inolvidable.


Al llegar a casa Miguel nos reunió en el salón para darnos el sobre que nos
había prometido.


Al abrirlo me di cuenta de que los próximos dos meses iba a ser un objeto de uso
sexual, algo novedoso para mí, pero la experiencia por lo vivido en las últimas
horas, prometía ser excitante por lo cual no me importaba, más bien lo
contrario: estaba abierta, de piernas y nalgas, a lo o los que vinieran.


En el papel Miguel me pedía que diera rienda suelta a mis instintos en cada
momento y estuviera donde estuviera y que debía someterme a las normas de la
casa que eran básicamente que cada vez que un macho presente quisiera follarme o
encularme no solo debía dejarme hacer sino que debía darles el máximo placer
posible además de disfrutar al máximo.


De igual forma me indicaba que cuando llegara la "señora o ama de llaves como el
decía yo pasaría a ser la criada de la casa y por lo tanto debía obediencia
absoluta, pasara lo que pasara.


Dicho esto Miguel me ordenó desnudarme totalmente en medio del salón en
presencia de Javier lo cual a pesar de todo lo vivido me ruborizó y me hizo
sentirme avergonzada.


"Aquí te la entrego para que la goces y la disfrutes sin límite, hazla gozar
pero también sufrir, pues el placer con el sufrimiento es mucho mas excitante",
y dirigiéndose a mi me dijo" y tú sométete a el en todos sus caprichos, deberás
obedecerle sea cual sea lo que te ordene y estarás dispuesta siempre a hacerle
gozar a el y a quien el te ofrezca".


Después le dijo a Javier que me cogiera en brazos y me llevara a su dormitorio.
Este no lo dudo ni un minuto y rodeándome con sus fuertes brazos me levantó en
volandas y se dirigió hacia la escalera, Miguel se acercó y me besó en la boca,
"disfruta y goza el placer", tras lo cual desapareció en dirección al cuarto de
estar.


Javier mientras subíamos por la escalera comenzó a besarme y me decía al oído
como me iba a follar que me jodería durante toda la noche, y cosas por el
estilo.


Efectivamente durante unas horas fuí un auténtico juguete en sus manos me follo
un par de veces y me dió por culo otras tantas en un derroche de energía que me
alucinó.


Nos quedamos dormidos.