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lunes, 21 de diciembre de 2009

ESTRENANDO UNA CASADA (II)

UNA BUENA PUTA


No era mi intención aún que disfrutara de mi sexo, pero le hice una inclinación de cabeza para que sacara mi miembro.

Muy despacio bajo la cremallera del pantalón y hábilmente a través de los botones del bóxer saco mi ya más que crecido aparato. Hizo intención de metérselo en la boca, pero di un paso atrás y ella se tambaleo hacia adelante quedando a cuatro patas en el suelo. Me incliné y la levante abrazándola y besándola, mientras le decía lo buena que estaba y lo que había deseado toda la noche tenerla así a mi merced.

Entonces le dije que se quitara la blusa, pero con estilo. Ella se cogió la misma por la cintura y lentamente la g fue sacando por la cabeza. Según iba a apareciendo su ropa interior casi me da un pasmo. Bajo un body negro transparente un sujetador de encaje negro que sostenía sus grandes pechos y apenas llegaba a tapar sus areolas y pezones de un marrón intenso, bajo aquella ropa negra.

Lanzo la blusa sobre la cama mientras se desabrochaba el cinturón del pantalón y lentamente lo dejaba caer al suelo. El resto de su cuerpo estaba cubierto por un panty completo también negro bajo el que se veía un tanga a juego con el sujetador, por el encaje y su minúscula cantidad de tela que le tapaba su coño. Se quitó el pantalón pero la hice ponerse nuevamente los zapatos y dar algunas vueltas por la habitación, pudiendo admirar sus tersas nalgas separadas por la línea del hilo dental del tanga. Ella consciente de mi excitación se contoneaba como una autentica furcia.

"así me gusta puta, muévete y muestra la mercancía que dentro de un rato disfrutare" le dije dándole unas palmadas en el culo al pasar junto a mí. A pesar de sus iníciales recelos y negativas estaba claro de que la zorra era consciente de que aquella noche iba a follar conmigo y se había preparado en su vestimenta a fondo.

Me senté en el sillón con mi polla apuntando al cielo, endurecida solo por pensar en cómo iba a disfrutar de aquella zorra, que se paseaba de un lado a otro contoneando su culo y acariciándose las tetas sobre la ropa, mientras se humedecía los labios con la lengua y me decía lo puta que se sentía y lo que le gustaba estar allí.

En un momento se paro ante mí y abriendo bien las piernas comenzó con una mano a acariciarse el sexo metiendo la mano a través del panty, le hice un gesto de que se quitara el panty, pero le advertí que la quería con los zapatos de tacón puestos toda la noche, hasta en la cama,

Una vez se quitó el panty, se acercó ronroneando ante mí y agachándose frente a mi tranca empezó a besarla diciéndome cuanto le gustaría que la follara ya, a lo que le dije que cada cosa a su tiempo. La hice levantar y poniéndome frente a ella, mientras le desabrochaba el body, le puse mi polla entre las piernas sintiendo como se estremecía solo con el contacto de mi aparato sobre el mojadísimo tanga que aún ocultaba su preciado coño.

La hice darse la vuelta dándome la espalda y acercándome por detrás comencé a magrear sin compasión aquellas apetecibles tetas por encima del sujetador, mientras le besaba el cuello y le metía mi polla entre las nalgas en un suave movimiento que ella acompañaba adelante y atrás al tiempo que apretaba con fuerza las nalgas aprisionando mi aparato.

La fui empujando suavemente hacia el borde de la cama y allí la hice arrodillar con el culo en pompa, le quité despacio el tanga y aquel hermoso y blanquito trasero quedo ante mí mientras ella se revolvía mimosa contra la cama con los brazos extendidos y me pedía que la follara de una vez.

"Aún no putilla, aún hemos de disfrutar los dos y tú has de correrte muchas veces antes de sentir mi polla dentro de tus agujeros" y seguí arrodillado tras ella aquel ritual en el que mi polla iba de su coño a su culo y otra vez al revés, tocando su esfínter y sus labios pero sin profundizar, acabó corriéndose como una loca y pidiéndome que la follara ya, pero mi idea era otra.

La hice levantar y volviéndola ante mí la morree mientras ella se abrazaba a mí y mi polla se perdía entre sus muslos, era una experta jugando con la boca y recorrió cada rincón de la mi con la lengua, mientras jadeaba como una autentica zorra en celo.

La aparté un momento y le quité el sujetador. Sus apetecibles tetas aparecieron ante mí y no pude evitar el besarlas y chuparlas notando unos durísimos y enormes pezones como canicas que mis dientes se encargaron de sensibilizar mientras ella gemía y daba brinquitos a cada mordisco mío, cada vez más intenso. Fui bajando por su vientre y llegue a su monte de Venus. Me volví a levantar y la ordené "¡desnúdame!".

Solicita me quitó la corbata y la camisa y me desabrocho los pantalones que cayeron al suelo mientras con gestos obscenos me miraba y me pedía más guerra. La hice recoger mi ropa y ponerla doblada sobre una silla, y me encantaba verla sobre sus zapatos de tacón, totalmente desnuda deambulando por la habitación. Volvió para quitarme los calzoncillos, tras lo cual la ordene que besara y chupara mi culo, lo que arrodillándose tras de mí, no tardo en hacer. Pasados unos momentos en los que mi esfínter anal disfruto de su lengua, la hice bajar hasta el suelo y quitarme los calcetines para después besar mis pies. Tras unos minutos la cogí con suave firmeza de su pelo y levantándola le endose un nuevo morreo mientras la llevaba al cuarto de baño.

Había llegado el momento de su primera prueba de fuego, iba a encularla, pero sin avisar ni pedirle permiso. El cornudo de su marido me había encargado especialmente que me dedicara a ese orifico de su cuerpo y yo estaba dispuesto a satisfacer a aquel hombre.

La apoye frente al gran espejo del baño sobre el lavabo con las manos apoyadas en el espejo y comencé a empujar con mi polla entre sus abiertas piernas, jugando con pasar junto a sus orificios, de pronto en uno de esos movimientos se la clavé entera en el coño, dando ella un gemido mientras me miraba con autentico vicio a través del espejo gimiendo como una zorra, empecé un lento mete saca en su coño, mientras ella gemía y se retorcía, sujetándola con fuerza yo por las tetas que estaban ya enrojecidas del amasado que le estaba haciendo, y cuando estaba más descuidada, la saque de pronto de su coño y de un solo golpe se la enfundé entera en el culo. Dio un grito mezclado con un gemido y vi salir un par de lagrimas, de dolor seguro, de sus profundos ojos verdes, mientras se mordía el labio inferior y después cerraba los ojos.

No protestó nada más y tras dejarla tiempo para que mi aparato se acomodara en su esfínter empecé un lento mete saca de aquel hermoso culo mientras la dirigía en el vaivén sujetando sus caderas. El ritmo conforme sus gemidos de dolor pasaban a gemidos de placer se fue intensificando y ya era muy rápido. En algunos casos incluso sacaba mi polla entera y se la volvía a enfundar, comprobando que la dilatación de su esfínter era enorme pues cada embestida total me costaba menos vencer la resistencia de aquel culo mientras en mi pensamiento había un brindis "!va por ti cornudo¡"

Ella gemía de placer y trato de acariciarse el clítoris, lo cual tras una serie de intentos evitados por mi parte, permití ya a punto de correrme yo en aquellas entrañas, momento en el que ambos explotamos y aún yo seguí bombeando notando como aquellos chorros de leche que había guardado durante todo el día para ella estaban llegando hasta lo más intimo de sus entrañas.

Aun seguimos enganchados como dos perros durante un rato, ella derrumbada sobre el lavabo y yo apoyado sobre ella besándole la espalda y el cuello, mientras le decía el hermoso y acogedor culo que tenía y que aquella noche ese orifico aún debía recibir a mi polla al menos una vez más.

Cuando me retiré ella permaneció aún apoyada en el lavabo y pude ver como mi leche salía de su dilatado orificio cayendo por el interior de sus piernas, mientras ella jadeaba entrecortadamente aún por el placer, el dolor y ele esfuerzo.

La levanté suavemente y la lleve a la ducha donde la metí abriendo el agua caliente que cayó sobre aquel hermoso cuerpo. Me metí yo también en la ducha y me enjabone, ella estaba como flotando mientras empecé a enjabonarla también y volvimos a los besos y las caricias. En un momento se fue deslizando hacia el suelo y segundos después mi polla estaba dentro de su boca comenzando una espectacular mamada "¡su cornudo marido tenía razón, era una gran mamona!" aunque debería hacerlo aun mejor en el futuro, y de eso me encargaría yo de forma intensiva.

Me resultaba imposible por el placer mantenerme de pie en la ducha así que me senté en el borde de la bañera y ella bajo el agua siguió dando buena cuenta de mi aparato que enseguida volvió a tomar un tamaño más que considerable.

Fue entonces cuando decidí darle un homenaje a su coño, así que tras levantarla suavemente y ponerla de espaldas a mí, la hice sentarse de un solo golpe sobre mi polla que se incrusto hasta los huevos en su coño, arrancándole un aullido de placer. Ella se movía en círculos sobre mi aparato y sin duda era una experta follando pues cada movimiento arrancaba calambres de mi miembro que crecía y crecía dentro de aquella acogedora gruta cuyos movimientos lo comprimían en un ritmo, lento a veces otras rápido que yo me dejaba hacer, ella me estaban realmente follando a mí, pero me gustaba esa iniciativa y sobre todo, los gritos y gemidos que salían de su boca a cada movimiento o nueva sentada sobe mi aparato. Sus manos corrían por su clítoris mientras las mías se agarraban frenéticamente a su tetas que ya tenían de nuevo un bonito color purpura presionadas y amasadas sin piedad por mis dedos que a veces se adormecían de la fuerza con la que pellizcaban aquellas dos bamboleantes mamas que agradecidas mostraban unos pezones enrojecidos y duros como piedras.

Retrasé lo mas que pude la corrida mientras ella lo hizo un par de veces, lo que deduje de su tensión y gemidos espectaculares que en algún caso trate, tapándole la boca de mitigar con mis manos, para evitar que s escucharan en todo el hotel.

Cuando mi segunda lechada recorría sus entrañas, me sentí muy satisfecho pues la noté entregada y dispuesta a ser mi juguete sexual al menos aquella noche. Nos quedamos exhaustos bajo el agua y tras pasarnos nuevamente la ducha para limpiarnos los restos de jugos y sudor, la envolví en un albornoz y yo me seque con una toalla, llevándola casi en volandas hacia la cama.

Nos tumbamos y fue cuando ella me dijo cuanto le había gustado hasta el momento nuestro encuentro y que esperaba que la noche fura aún más completa y excitante.

Sin tiempo ni para respirar se deslizó como una gata hacia mi entrepierna y empezó a mamar mi aparato, ¡otra vez! aquella puta era insaciable, ¿tanto hambre le hacía pasar el cornudo marido?.

Mi polla que empezaba a dar signos de cansancio, aquella mamona estaba logrando nuevamente que se empinara.

Permanecí cómodamente tumbado bocarriba en la cama con los brazos detrás de la cabeza, expectante mientras notaba como mi miembro cogía rigidez y aquella boca hacia verdaderas diabluras sobre mi glande y mis huevos, llevándome en algunos momentos a niveles de placer nunca generados así en mi por una mujer.

No sé el tiempo que estuvimos así, ella mamando y yo disfrutando de cada lametazo, de cada chupada, de cada absorción sobre mi polla, hasta que le dije que acelerar d arriba abajo, pues los limites de mi corrida estaban cerca, le sujete las manos y comenzó a subir y bajar sus labios a lo largo de mi mas que duro pene hasta que sin avisarla, a propósito, pues su cornudo marido me había dicho que no le gustaba tragar leche, me corrí con un primer chorro que a pesar de intentarlo no pudo evitar le alcanzara de lleno la garganta, siguió haciéndomelo con la mano, mientras tosía atragantada y asqueada por el trago de mi leche que se había dado. Me exprimió con las manos a fondo el aparato, hasta la última gota que cayó por su cuello y sus tetas.

Me disculpé por no haberla avisado de mi inminente corrida, pero me dijo que no importaba, que tenía que haber sido ella más rápida en retirarse.

Entonces le hice un gesto para que se restregara mi leche por sus tetas, y dándole la vuelta la coloqué boca abajo en la cama. Me coloque en su retaguardia y empecé a amasar aquel hermoso culo y aquellos muslos, que temblaban cuando mis dedos rozaban su esfínter anal o se deslizaban hasta su coño. La estuve masajeando durante muchos minutos, jugando con su ano y su clítoris y metiendo uno o dos dedos de vez en cuando en sus orificios. Cuando la note ya muy estremecida y caliente, le di la vuelta bocarriba y empecé muy despacio a chupar sus muslos, primero por la cara externa y luego pasando al interior, acercando mi lengua hasta su vello y sus labios vaginales pero sin profundizar, notando como ella se calentaba y estremecía a cada paso de mi lengua por su piel. Jugué así con ella durante algunos minutos y cuando menos lo esperaba acabé con mi boca cogiendo toda su vulva que saboree con sus jugos pasando con profundidad mi lengua que entro unos centímetros en su coño, para luego buscar su clítoris y jugar con él, mientras mis brazos buscaban sus pechos y mis manos los magreaban con dureza y sin compasión (ella me reconocería que le había gustado que le tratara así las tetas aunque en algún momento la hiciera daño, pero el placer que le estaba causando era superior a cualquier dolor que le pudiera haber infligido al mismo tiempo, lo cual me hizo abrigar esperanzas de entrar en juegos más "serios" al menos en otra ocasión). Creo que se corrió dos veces mientras mi boca degustaba aquel delicioso manjar aderezado con sus jugos y mi polla volvía a ponerse dura como una piedra. Empezaba a asombrarme la capacidad de aguante que aquella zorra estaba sacando de mi, pues de ella me esperaba eso y mas según me había contado su marido.

Pero quería disfrutar de aquel manjar en todo su esplendor, por lo cual la deje tumbada sobre la cama reponiéndose de su enésimo orgasmo, no se los que llevaba ya la puta aquella, y me fui al baño. Cogí de la estantería una de esas cuchillas desechables que para afeitarte te ponen en los hoteles y mi jabón de afeitar junto con una toalla y un vaso de agua.

"¿Que vas hacer?" me dijo asustada al verme con aquello salir dl baño...
"Te voy a afeitar el coñito... a mí me gustan peladitos, que se puedan comer sin pelos incómodos y sentir su piel suave alrededor..."

"Y que le digo yo a mi marido cuando llegue...?" me dijo inocente.

“Seguro que a él le gusta mas así”, le dije sonriendo. Se tumbo sobre la cama y se abrió de piernas, esta vez no para ser follada sino para ser pelada como una buena puta sumisa, y con paciencia fui embadurnando de jabón aquel coño peludo que dentro de unos momentos viendo su aguante al dolor pensaba comerme sin piedad.

Con la cuchilla fui pelando primero los márgenes del coño, le interior de los muslos, retirando el jabón y volviendo a embadurnar cuando era preciso. Poco a poco aquel sonrosado coño iba mostrándose ante su dueño.

En unos minutos solo sus labios aún ocultos, sin duda su marido la follaba poco, fueron mostrándose ante mí y mi repasar concienzudo de la cuchilla había irritado su piel lo que la mostraba aun mas sumisa.

Fui al baño y tome un frasco de colonia regresando a la cama. La verdad es que en ese momento fui un cabrón, pues con la excusa de refrescar la zona pelada le eche un chorro de colonia que le hizo dar un grito… ¡¡escuece!!, gimió retorciéndose, la sujete las piernas con firmeza y le pase la toalla enjugando la colonia, ella seguía gimiendo.

“Vamos a la ducha” le dije, agarrándola de un brazo y casi arrastrándola hasta el baño, abrí el agua caliente de la ducha mientras ella aun se retorcía de escozor y dándole un azote en el culo con la mano abierta, después vi que le había dejado toda la señal, la empuje a la ducha.

El agua la calmo y ella empezó a frotarse el coño, mientras yo la contemplaba bajo la ducha y mi polla empezaba a crecer otra vez, por lo cual me metí en la ducha también dispuesto a follarla otra vez.

Sin mucho miramiento la apoye contra la pared y le separe las piernas, casi no tuvo tiempo de pensarlo cuando mi polla entro como el cuchillo en la mantequilla en el recién pelado coño, que note muy caliente y sensible, bajo el agua de la ducha.

Se la clave toda de una vez, ella dio un respingo y un grito que ahogue con una mano sobre u boca mientras la sujetaba con mi cuerpo contra la pared y empezaba un violento mete saca en aquel coño que tragaba agradecido mi polla.

El agua, sus jugos, ella gemía y se dejaba follar cada vez con más fuerza y su lubricado coño se dilataba por lo que hubo un momento que para mi perdió el interés por lo que sujetándola con un brazo contra la pared de la ducha, con la otra mano palpe el agujero de su culo y mientras seguía empujando sobre su coño, fui metiéndole un dedo en el ano, luego otro, llegando hasta tres, moviéndolos en circulo para ir dilatando su esfínter.

Cuando lo note más dilatado saqué la polla de su coño y coloque la punta en su dilatado ano y casi sin darle tiempo empuje con cuidado pero con decisión abriéndome paso en su culo mientras le mordisqueaba el cuello y le decía que se relajara ante la invasión anal.

Ella gemía con más fuerza y me pedía que lo hiciera con cuidado, a lo que le respondía que no se preocupara pero que se relajara pues pensaba enterársela toda en el culo.

Fueron unos minutos excitantes ella llego a empujar hacia atrás para sentir la polla mas dentro e incluso se abrió el culo con las manos para facilitar el camino y una vez enterrada hasta los huevos, empecé un lento, primero pero cada vez más rápido, mete saca que le producía calambres y una mezcla de placer y dolor, mientras ella se dedico a masturbarse con ambas manos.

Durante más de 10 minutos aquel culo recibió un duro castigo y ella alcanzo un par de orgasmos delirantes hasta que decidí volver a soltar mi leche en su interior.

Me retire y ella se volvió, se arrodillo bajo la ducha y tras limpiarme con las manos la polla aun dura, se la metió en la boca buscando volver a empalmarme...¡decididamente la puta tenia mucho hambre de polla!.

La retire con un gesto firme y la dije que se lavara y secara, que yo iba a ponerme un whisky y la esperaba en la cama.

Estaba sorprendido de su entrega y sumisión, estaba claro que aquella putita la habían domado antes y seguro que no había sido el cornudo de su marido, por lo cual la noche aun daría mucho juego.

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