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martes, 9 de marzo de 2010

VENGANZA (III)

LA VENGANZA



LA INICIACIÓN III

Introducción

Dos amigos y antiguos compañeros de trabajo se encuentran después de los años, uno Joan está felizmente casado con una hermosa mujer otro Francesc está dos veces separado y su visión de las mujeres pasa por prismas cuando menos extraños y excitantes.

Joan lleva unos meses tratando de introducir a su mujer en el intercambio de parejas y en el sado, y ha conseguido algunos escarceos.

Sincerándose ambos amigos Joan le cuenta esta situación a Francesc que se confiesa un veterano Master en sado y se compromete en domar a la mujer de Joan.

Tras varios intentos y situaciones esto no es posible, y Francesc se obsesiona, puesto que ha sido la primera mujer que no ha podido domar, con conseguir como sea doblegar a aquella hermosa jaca con o sin el consentimiento de su marido y amigo.

Los avatares del destino llevan a Jennifer, la mujer de Joan, a encontrase de nuevo con Francesc en una situación extraña, ella con un amigo en un pub, lo que le permite a este idear una forma de chantaje para `por fin conseguir no sólo domarla sino hacerla la esclava más importante de su cuadra, pues tiene varias mujeres en diversos niveles de adiestramiento, e incluso se propone ofrecerla por Internet sin decirle nada a su amigo hasta que no al haya convertido en una auténtica esclava del sexo a disposición de quien quiera o no pagar cualquier tipo de servicio para el que la está entrenado.


El principio

Francesc abrió la puerta del establo y se deleito con lo que sus ojos veían. Allí estaba con su melena castaña que apenas le rozaba los bien torneados hombros y se mezclaba sobre sus brazos estirados y unidos a la altura de las muñecas con aquellas cintas de cuero, que la sujetaban a la viga tendida sobre el lugar, la cabeza caída hacia adelante en demostración de sumisión, y aquellos voluminosos pero bien formados pechos elevados por el estiramiento de los brazos.

Se acercó a ella y con el mango del látigo recorrió sus caderas y su vientre introduciéndolo suavemente entre sus piernas juntas.

Ella tenía los ojos cerrados y Francesc la rodeo lentamente para ponerse a su espalda.

La separaban tan sólo unos centímetros de la pila de cajones sobre la que la habían subido para atarla después de haber disfrutado sexualmente de ella.

Siguió paseando con lentitud el mando del látigo por su espalda, sus muslos, sus nalgas y sus piernas.

Había vuelto con la intención de darle su primera sesión con el látigo de nueve colas, pero viéndola ahí tan indefensa entregada, después de la exhibición de orgullo que había aguantado durante tantos meses tratando de domarla y hacia apenas unos minutos cunado llegaron a la finca, sus ganas de empezar cuanto antes le empujaban a descargar sin piedad aquellas tiras de cuero sobre su cuerpo suspendido, pero un algo, un calor interno en él le impedía hacerlo.

Volvió a colocarse frente a ella y con el mango del látigo le empujo la barbilla hacia arriba, ella abrió aquellos enormes y hermosos ojos miel y le miró como suplicándole piedad.

Francesc sonrió y mientras seguía dando vueltas a su alrededor, recordó como había caído aquella codiciada presas en sus manos, y con la que no solo no iba a tener piedad pues conocía su capacidad de aguante, sino que la convertiría en la esclava mejor entrenada que había tenido hasta el punto de que al limite de su humillación y sufrimiento seguiría pidiendo más y su propio rechazo a la situación la haga querer ser mas humillada aún: Convertirla en una auténtica bomba sado-sexual.

Hacía poco más de un mes que había recibido un mail de Joan su amigo, interesándose por su vida y como le iban las cosas, pues hacia dos años que nos e veían ni charlaban.

Esos dos años que Francesc había revivido día a día pensando en aquella cena de Julio en casa de Joan donde conoció a Jennifer y como había ideado sus planes de entrenamiento de sumisión a petición de su marido y como había logrado una primera sesión, tras la cual ella se había negado a seguir, pero el destino la había vuelto a poner a su alcance y esta vez llegaría hasta el final...

Joan le había contado que en ese tema se había estancado totalmente y que en lo del intercambio había conseguido, pero siempre sin su presencia que mantuviera relaciones sexuales fuera del hogar con dos compañeros de trabajo, uno de ellos un jefe de ella, y con un amigo de Joan que llevaba 5 años detrás de ella y al que Joan enviaba todas las fotos que le hacia en sus momentos íntimos.

En ese email también venia una foto de la Zorra que ahora se balanceaba suspendida de aquella viga y que le había revuelto a Francesc pues debía reconocer que aquella puta tenía un cuerpo ideal para ser domado y exprimido hasta el limite, pero además una belleza especial no tanto física y sobre todo un estilo de esclava puta que le daría caché entre sus compañeros Masters.

Justo unos días después de recibir el mail, había quedado con una de sus pupilas en un pub del extrarradio para realizar una sesión de exhibicionismo y mientras la chica iba al servicio a Francesc le pareció que la mujer que se morreaba con aquel hombre canoso aunque atractivo en una mesa cercana le sonaba de algo. Hizo memoria y recordó que con el pelo un poco mas largo era sin duda la mujer de su amigo Joan, peo no era su amigo Joan el que le metía la mano por el escote ni la mordisqueaba la oreja.

Cuando su pupila volvió del servicio le dijo que se suspendía la operación y se marchaban, que le esperara en el coche, pues antes iba a saludar a una vieja amiga.

Se dirigió a la mesa:

"¿Jennifer?" preguntó como sorprendido.

Ella dio un respingo y se le quedo mirando sin poder recordar de que le conocía: ¿si...?" dijo sorprendida y ruborizada.

"¿No te acuerdas de mi...?" ella dudo..."Francesc, el amigo de Joan, nos conocimos hace dos años en una cena una noche..."

De pronto a ella se le encendió la luz... el hombre que Joan le había llevado aquella noche para seducirla y que le hizo pasar tan mal rato... "Hola..." dijo levantándose y componiéndose la blusa donde unos momentos antes sE alojaban las manos de su acompañante "claro... " dijo dándole dos besos " como estas..."

"Bien... "respondió el, y volviéndose al acompañante que se había puesto también de pie le dio la mano "soy un amigo de la familia de hace tiempo..." dijo sonriendo burlonamente.

Se volvió de nuevo a ella "sigues trabajando en el mismo sitio... me gustaría llamarte un día y tomarnos un café... tal vez... mañana" dijo mirándola fijamente a los ojos.

Ella se quedo un tanto cortada "... si... vale...tienes mi teléfono?" , "Creo que sí..." contestó Francesc que estaba disfrutando enormemente de la situación "pero no obstante lo apuntaré..." y sacando un bolígrafo del bolsillo apuntó sobre una servilleta del local el número que ella le dictó como una autómata.

Al terminar se dieron un par de besos en los que Francesc se recreo muy cerca de la comisura de los labios de ella y dándose la vuelta salio del local.

Al día siguiente la llamó temprano para quedar a comer. En la comida Jenny, como la llamaba Joan, se mostró muy nerviosa y aunque Francesc era consiente de que Joan estaba al tanto de su aventura estaba claro que si jugaba el papel del confidente que guardaría su secreto, podría por fin lograr alguna ventaja sobre aquella orgullosa hembra.

Efectivamente ella le dijo que no se lo contara, quizá tratando de salvaguardar el honor propio y de su marido, al menos ante él, por lo que Francesc que llevaba años deseando encontrarse en una situación así le dijo que a cambio un par de días después pasaría a recogerla para llevarla a su casa en el Campo para hablar mas a fondo y descubrir, así se lo dijo, el tesoro que aquella noche de verano Joan trato de ofrecerle a su amigo y ella se había negado a darle por las buenas: su cuerpo, aunque el lo había tomado a la fuerza, pero quería hacerla su esclava permanente.

Incluso se dio el gustazo de decirle la ropa que quería que llevara: Medias y sujetador negro con liguero, una blusa sencilla y una falda corta, la más corta que tuviera... y las bragas en el bolso, con zapatos de tacón alto.

Hacía unas tres horas que habían llegado, después de que Francesc pasara a recogerla por su trabajo, eran primeros de mayo y el clima siendo agradable a media tarde empezaba a ser un tanto fresco.

Cuando la recogió y ya en el coche la obligó a subirse la falda para que se le vieran bien los muslos y a desabrocharse algún botón de la blusa, con lo cual la vista desde los autobuses seguro que calentó a mas de uno. Rápidamente cogieron la carretera que llevaba hasta la finca de Francesc a unos 25 kilómetros de la ciudad.

Durante el recorrido la hizo ir totalmente erguida con la espalda tiesa y de vez en cuando acariciarle la polla por encima del pantalón.

Ella al principio se mostró un poco reacia pero Francesc le advirtió que cualquier negativa tendría su castigo al llegar a la finca, por lo cual ella fue entrando en todas las sugerencias, incluso cuando en un stop, la hizo abrirse un poco más la blusa y enseñarle el sujetador al coche parado junto a ellos donde un señor de mediana edad se quedo un poco cortado al verla.

Cuando llegaron la idea de Francesc era forzarla, no quería que ella se entregara voluntariamente por miedo o por lo que fuera, por ello, ya llegando a la finca la hizo abrirle la cremallera del pantalón e iniciar una mamada que el corto dándole un empujón antes de detener el coche.

Había funcionado, pues al entrar en la finca y bajarse del coche, ella se quedó mirándole esperando alguna orden.

"Entra en casa y espérame..." le dijo mientras iba a la casa de los guardeses a buscar a su capataz Rogelio. Le dijo que no les molestaran oyeran lo que oyeran pues había traído una novicia y tendría que enseñarla de cero.

Rogelio, un lugareño sesentón, conocía perfectamente sus andanzas e incluso en algunos casos había participado para dar morbo con algún intento de violación fingido, etc.


Pero esta vez, Francesc quería hacerlo él mismo.

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